Las elecciones europeas del 6 al 9 de junio de 2024 abrieron el próximo capítulo de la Unión Europea (UE) . Los recién elegidos diputados al Parlamento Europeo (MPE) tomarán una serie de decisiones clave sobre quién dirigirá las instituciones de la UE y reanudarán la labor del Parlamento de aprobar legislación y pedir cuentas a la Comisión Europea y otros organismos de la UE.
El suelo bajo los pies de los líderes de la UE se ha movido después de que las votaciones en los 27 miembros del bloque dieran un claro giro a la derecha en el Parlamento Europeo, sacudiendo a los gobiernos de los Estados miembros y dejando a los grupos mayoritarios en una encrucijada.
El nuevo diseño del Partido
El Partido Popular Europeo (PPE) obtuvo una clara victoria en las elecciones al Parlamento Europeo celebradas el domingo, reforzando su control de la cámara a pesar de que los grupos de extrema derecha lograron importantes avances en todo el bloque.
La fuerza de centro-derecha va camino de contar con unos 190 legisladores en el Parlamento, una cuarta parte de los 720 del hemiciclo, según datos provisionales. Es el único partido centrista que ha crecido en estas elecciones: los Socialistas y Demócratas (S&D), de centro-izquierda, se mantuvieron estables, mientras que el grupo liberal Renew Europe quedó diezmado. Desde su posición de poder, el PPE es el mejor situado para fijar la política de la UE, inclinando la agenda hacia la derecha.
Como pronosticaban las encuestas, las fuerzas de extrema derecha lograron importantes avances en todo el bloque. En Francia, la Agrupación Nacional obtuvo casi un tercio de los votos, consolidándose como el principal grupo ultranacionalista en el próximo Parlamento. Los Hermanos de Italia de la Primera Ministra italiana, Giorgia Meloni, también subieron, con más de una cuarta parte de los votantes respaldando al grupo. Los dos grupos más a la derecha del espectro, Conservadores y Reformistas Europeos (ECR) e Identidad y Democracia (ID), controlarán 134 escaños en el Parlamento Europeo. Eso sin contar los 15 legisladores de Alternativa para Alemania (AfD) , los 10 representantes del partido Fidesz del primer ministro húngaro Viktor Orbán, los seis del partido Confederación de Libertad e Independencia de Polonia o los tres miembros del partido búlgaro pro-Kremlin Revival.
Si la extrema derecha formara un único grupo, sería la segunda fuerza en el Parlamento, por detrás del tradicionalmente dominante Partido Popular Europeo. Pero esto es poco probable, ya que la guerra en Ucrania es la principal línea divisoria entre el atlantista ECR y el ID, de tendencia rusa.
Un asunto en particular, el conflicto en Ucrania, ha destapado un profundo cisma en la derecha europea. Algunos partidos del grupo ID, en particular el Partido Austriaco por la Libertad (FPÖ), se consideran prorrusos y se oponen al apoyo militar y financiero de la UE a Kiev. Alternativa para Alemania (AfD) también fue expulsada del grupo el mes pasado a raíz de una serie de escándalos, entre ellos las acusaciones de que sus miembros habían sido pagados por una operación de influencia rusa para difundir propaganda a favor del Kremlin en Europa. Recientemente, los partidos del grupo ID han intentado suavizar su postura en cuestiones clave como el apoyo a Ucrania y el sentimiento antieuropeo.
Las elecciones europeas, el resultado nacional
Como suele ocurrir en las elecciones al Parlamento Europeo, los ciudadanos de todo el bloque utilizaron su voto como referéndum de facto sobre sus gobiernos nacionales. En Francia, la aplastante victoria de la ultraderechista Agrupación Nacional de Marine Le Pen provocó la reacción del presidente Emmanuel Macron, que disolvió la Asamblea Nacional y convocó elecciones anticipadas. El duro golpe para el presidente francés se produjo mientras la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD) celebraba un «histórico» segundo puesto, por delante del Partido Socialdemócrata (SPD) del canciller Olaf Scholz, según las proyecciones.
Frente al Parlamento Europeo, el Primer Ministro belga, Alexander De Croo, reconoció su derrota en las elecciones nacionales y dimitió. Paralelamente a estas elecciones europeas, los belgas eligieron sus asambleas federales y regionales. Para formar un gobierno federal, los partidos regionales, que a menudo no hablan la misma lengua, tienen que formar una coalición nacional. Los encuestadores habían pronosticado que Vlaams Belang (VB), el partido de extrema derecha de habla neerlandesa que hace campaña por la independencia de Flandes, quedaría en primer lugar y complicaría considerablemente las conversaciones, dado que quieren separar su país. Pero al final el VB quedó segundo, con 20 de los 150 escaños parlamentarios, y no logró superar a sus rivales menos radicales, la Nueva Alianza Flamenca, que obtuvo 24 escaños. El liberal Movimiento Reformista (MR) también obtuvo 20 escaños, seguido del Partido Socialista (PS), que perdió cuatro escaños, quedándose con 16.
¿Cuál es el siguiente paso?
Una de las primeras tareas de los diputados al Parlamento Europeo será aprobar al candidato para dirigir la Comisión Europea, cuya Presidenta en funciones, Ursula von der Leyen, espera asegurarse un segundo mandato. Ningún partido tiene mayoría en el Parlamento Europeo, por lo que las votaciones suelen decidirse tema por tema, buscando una coalición que consiga la mayoría necesaria. La cámara siempre ha estado dominada por sus dos grandes grupos, el Partido Popular Europeo, de centro-derecha, y los socialistas, de centro-izquierda. Ambos perdieron su mayoría combinada en las elecciones de 2019, y desde entonces han tenido que formar alianzas informales con partidos como los Verdes y los Liberales, y las proyecciones sugieren que es poco probable que la recuperen en 2024.
En estas últimas semanas parece estar surgiendo un consenso inusualmente temprano en torno a los nombres preferidos para sentarse a la mesa principal de la UE: La alemana Ursula von der Leyen para un segundo mandato como Presidenta de la Comisión Europea, el portugués António Costa como Presidente del Consejo Europeo, la maltesa Roberta Metsola como Jefa del Parlamento Europeo y la estonia Kaja Kallas como Jefa de Política Exterior.
En los días transcurridos desde que los liberales franceses y Macron, uno de los principales intermediarios en el debate sobre los puestos de alto nivel, sufrieran una aplastante derrota a manos de la extrema derecha en las elecciones de la UE, su poder de negociación en Bruselas se ha visto mermado. Su atención se centra ahora en las elecciones anticipadas que convocó en Francia, más que en los puestos de trabajo en Bruselas. Unido a la guerra de Rusia en Ucrania y al posible regreso del expresidente estadounidense Donald Trump a la Casa Blanca tras las EE.UU. de noviembre, Europa no puede permitirse regateos internos en sacrificio de la estabilidad.
Traducción realizada por Mercedes Ercila
Roxana Niknami es profesora asistente de Estudios Europeos en la Universidad de Teherán y miembro de la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas de esa institución.
Sus áreas de interés e investigación se centran en asuntos de la Unión Europea y su principal campo de investigación es la política exterior europea. Ha presentado ponencias en conferencias nacionales y extranjeras y publicado libros, artículos y trabajos en diversas revistas de este ámbito.
Algunos de sus trabajos recientes son "The Effect of Ukraine War on Global Food Security based on PEST's Strategic Analysis Model" (2023), "Assessing NATOs Deterrence Strategy against Russian Federation Security Threats in the Baltic Sea" (2023), "The Paasikivi-Kekkonen Doctrine and Its Impact on Finland-Russian Federation Security Relations in the Post-Cold War Era" (2023), "The Effects of Economic Factors on Finland's Foreign Policy towards the Russian Federation" (2022), "Scarcity & the EU Resilience- Building Capacity in Moldova by Stabilizing the Transnistrian Conflict" (2022).
https://lawpol.ut.ac.ir/en/~niknami.roxana
