Artículo escrito por Maxim Diveev, analista de Asia Central y Medio Oriente del centro de expertos y análisis Heartland.asia
La República Popular China ha intensificado significativamente los contactos con el Emirato Islámico de Afganistán este año. La ampliación de la interacción del gobierno chino y la administración de los talibanes está dictada por los intereses geoeconómicos y políticos de Beijing en este país.
En particular, China se convirtió en el primer país en nombrar oficialmente un embajador en Afganistán, el 13 de septiembre de este año, desde la llegada al poder del movimiento de los talibanes. En la actualidad, las embajadas de otros países están encabezadas por embajadores que asumieron sus obligaciones antes de que los talibanes llegaran al poder, o por diplomáticos en el rango de encargados de negocios.
Al mismo tiempo, la representación diplomática china en Afganistán llamó a la comunidad internacional a continuar el diálogo con los poderes afganos y, a su vez, llamó al movimiento de los talibanes a seguir políticas moderadas y crear un gobierno inclusivo. En esta declaración también se criticó a Occidente, y contiene un llamamiento a aprender de la situación en Afganistán, abandonar los dobles estándares en relación al terrorismo, levantar las sanciones y devolver los activos extranjeros del país. Los funcionarios afganos vieron esto como una señal clara de China que insta a otros países a establecer relaciones con el gobierno actual. Junto con esto, Beijing no dejó claro directamente que el nombramiento del embajador es un paso más amplio hacia el reconocimiento oficial del régimen de los talibanes; esta medida sólo sienta las bases para una expansión significativa de la cooperación entre la República Popular China y el Emirato Islámico de Afganistán.
Cabe señalar que el desarrollo de las relaciones entre los dos países tiene perspectivas tangibles para la región. Esto podría ayudar potencialmente a Afganistán a salir del estancamiento diplomático en el que se encuentra desde que los talibanes llegaron al poder. La creciente influencia de China en Afganistán puede ayudar a mejorar la cooperación, la integración regional y superar eficazmente diversos obstáculos, incluidos los problemas en la esfera de la seguridad.
Es necesario constatar que en medio de las recientes discordias y rivalidades globales entre las principales potencias, Beijing ha adoptado una postura más proactiva en relación hacia Afganistán liderado por los talibanes. Estas medidas tienen como objetivo fortalecer la influencia regional de China y contrarrestar la estrategia estadounidense de ampliar su «círculo de amigos» desde un punto de vista de seguridad y geoeconómica.
Desde la llegada al poder del movimiento de los talibanes en agosto de 2021, se han celebrado más de 142 reuniones de diplomáticos chinos y funcionarios gubernamentales y representantes de los talibanes.
En los últimos meses, las empresas chinas han mostrado un gran interés en invertir en Afganistán, lo que indica un enfoque proactivo hacia la cooperación económica y el mantenimiento de la estabilidad en la región. En un paso positivo para las relaciones comerciales de Afganistán y China, en mayo de 2023 ambos países reanudaron los vuelos directos de la aerolínea estatal afgana «Ariana», que habían sido suspendidos durante la pandemia de Covid-19. En julio siguió la apertura de una ruta terrestre para la entrega de mercancías desde China a Afganistán. Al mismo tiempo, los productos afganos se importan libres de impuestos.
Afganistán tiene vastos recursos, pero en gran medida sin explotar, incluidos metales estratégicamente valiosos como el litio. Por lo tanto, en el primer semestre de 2023 se llevaron a cabo una serie de reuniones de negocios entre empresas chinas y representantes de los departamentos gubernamentales de Afganistán, incluyendo asuntos sobre proyectos mineros. Dada la situación de crisis de la economía afgana, las grandes inversiones pueden ayudar a la población, además de dar al Estado la gran posibilidad de estabilizar la situación económica.
Cabe señalar que en la parte afgana de la cuenca del río Amu Darya se conocen cinco campos con reservas de petróleo y gas natural. En enero de 2023, la CAPEIC de China firmó un contrato con el gobierno afgano de desarrollo de campos de petróleo y gas en el norte de Afganistán. CAPEIC recibió una concesión de perforación por 25 años para tres bloques que cubren un área de más de 5.000 kilómetros cuadrados, desde la provincia oriental de Faryab a través de las regiones meridionales de Jawzjan hasta Sari Pul. Los tres bloques (o áreas de concesión) se denominan Kashkari, Bazarkhami y Zamarudzai. La concesión de 87 millones de barriles de CAPEIC está valorada en 7.000 millones de dólares en el momento de la firma del contrato y cubre menos de una décima parte de estas reservas. Como parte del acuerdo, CAPEIC se comprometió a invertir aproximadamente 540 millones de dólares durante los primeros tres años y crear 3.000 puestos de trabajo. En este caso, Afganistán recibirá una participación del 20% de las regalías esperadas con un posible aumento al 75%.
En abril de 2023, la empresa china Gochin ofreció al Ministerio de Minas y Petróleo de Afganistán una inversión de 10.000 millones de dólares en la exploración y producción de litio. El proyecto implica procesar mineral en territorio afgano y construir una amplia gama de infraestructura, incluidas represas hidroeléctricas y carreteras, que en conjunto ayudarían a crear alrededor de 120.000 puestos de trabajo.
En mayo de este año, el embajador chino en Afganistán, Wang Yu, aseguró a los dirigentes talibanes que China aceleraría el “trabajo preparatorio” en la mina de cobre Mes Aynak. Este sitio en la provincia de Logar se considera la segunda mina de cobre a cielo abierto más grande del mundo. En 2008, la Corporación Metalúrgica de China y el Consorcio de Cobre Jiangxi (MCC-JCL) obtuvieron una concesión de 30 años para desarrollar el proyecto, valorado en 3.000 millones de dólares. Sin embargo, el proyecto Mes Aynak no se desarrolló hasta este año debido a la falta de acceso al depósito debido a las hostilidades en curso, así como a la caída de los precios mundiales del cobre.
En junio de este año se llevaron a cabo reuniones entre funcionarios del gobierno afgano con inversores chinos. En ellos participaron cuatro empresas chinas, de las cuales sólo se mencionó una, HTC Group. Las reuniones se centraron en cuestiones relacionadas con los recursos naturales de Afganistán, incluidos el plomo, el zinc, el gas, el litio y el talco. Además, según datos no oficiales, en Afganistán las empresas chinas ya han comenzado a invertir en la producción de energía utilizando carbón. Estas informaciones afirmarían también que los inversores chinos patrocinan la construcción de una central eléctrica alimentada con carbón que podrá producir 500 megavatios de electricidad. La cámara de comercio de China también permitió que las empresas chinas pudieran construir centrales eléctricas de carbón en todas las provincias afganas en agosto de este año.
En paralelo al sector minero y energético, el Ministerio del Interior afgano ha firmado un contrato con la empresa china de telecomunicaciones Huawei para instalar cámaras para vigilancia en las principales ciudades. De esta manera, las empresas chinas han comenzado a penetrar activamente en el mercado afgano.
Aunque las oportunidades de inversión y las condiciones para comenzar a trabajar en proyectos de petróleo, gas, litio y cobre, así como la iniciativa de la Nueva Ruta de la Seda, han mejorado significativamente desde el final de la guerra, el ritmo sigue siendo lento. Además, persisten los problemas de seguridad debido a la actual amenaza terrorista, Beijing todavía cree que sus especialistas aún pueden ser vulnerables en suelo afgano.
Desde el punto de vista de las perspectivas regionales, con un mayor compromiso de China con Afganistán, Pakistán puede beneficiarse. Islamabad también pide a la comunidad internacional que establezca contactos con Kabul para sacar al país de la crisis humanitaria y económica. Sin embargo, los desafíos extremistas que emanan de Afganistán representan un serio obstáculo para mejorar la conectividad, la integración regional y el progreso. En particular, grupos como IS-Khorasan y Tehrik-e-Taliban Pakistan representan una amenaza significativa para los intereses económicos y de seguridad de la República Popular China, especialmente el proyecto del Corredor Económico China-Pakistán (CECP), impulsado bajo el gobierno chino dentro de gran contexto de la Nueva Ruta de la Seda.
Junto a esto, en mayo de 2023, China, Pakistán y Afganistán reafirmaron su compromiso de aprovechar el potencial de Afganistán como centro de transporte central en la región. Las partes confirmaron su interés en una mayor cooperación trilateral dentro de la Nueva Ruta de la Seda, prestando especial atención a la implementación del CECP en territorio afgano.
Sin embargo, en Pekin existe la preocupación de que Islamabad pueda frenar el CEPC debido a la influencia de Washington, lo que ralentizará su iniciativa emblemática Nueva Ruta de la Seda. Pakistán se encuentra en una situación económica difícil y China cree que tiene más sentido tratar directamente con Afganistán. Esto se debe al hecho de que China necesita proteger sus intereses en la región en el contexto de que Pakistán podría “doblarse” en cualquier momento bajo la presión de Estados Unidos y el FMI. Por lo tanto, Pekin está haciendo esfuerzos para implementar el proyecto del Corredor Wakhan, cuya apertura resuelve una serie de problemas importantes para China:
- En primer lugar, proporciona la ruta comercial más corta desde la República Popular China a Afganistan, reduciendo distancias, aranceles y tasas, y la forma más rápida de llegar a China continental;
- En segundo lugar, se podría crear un corredor logístico hasta el puerto iraní de Chahbahar a través de Kandahar y Zahedan, así como hasta el puerto paquistaní de Gwadar, al que se puede llegar a través del paso fronterizo de Rimdan-Tamp Kuh, sin pasar por todo el conflictivo territorio de Gilgit- Baltistán y Baluchistán en Pakistán, conocidos por las protestas separatistas;
- En tercer lugar, se reduce la dependencia de China de la autopista Karakoram.
A su vez, la nueva ruta también reduciría la dependencia de Afganistán del puesto de control de Torkham en la frontera entre Afganistán y Pakistán.
De esta manera, la profundización de la interacción entre la República Popular China y Afganistán es de gran importancia para Pakistán y otros países vecinos. La participación activa de Pekin para ayudar a Kabul a mantener la estabilidad interna y resolver los problemas en la esfera de seguridad puede traer importantes beneficios a la región desde el punto de vista de la cooperación económica regional.
Artículo traducido por Iván Torres, Profesor de Historia de la Universidad Distrital Francisco José Caldas (Colombia) y Magíster en Historia Mundial en RUDN University (Rusia).
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