Rusia posee una de las industrias nucleares más poderosas de todo el planeta, cuyos intereses están representados en la corporación estatal Rosatom. Esta organización es la encargada de la regulación y desarrollo de toda la energía nuclear en Rusia, agrupando a más de 350 empresas y organizaciones, reuniendo a un personal aproximado de 250 mil trabajadores.
Rosatom se posiciona en el primer lugar en el mundo en enriquecimiento de uranio y en el tercer lugar en la producción de este recurso, señaló Rosatom en sus resultados de 2022.
Aumento de las ventas en Europa y efecto de la guerra
Los presidentes de Ucrania y Polonia han manifestado su desacuerdo con la exclusión de la energía nuclear rusa como parte de los paquetes de sanciones en contra de Rusia, liberando a Rosatom de restricciones en sus acciones comerciales en territorio europeo.
Según Bloomberg, referenciando datos recopilados por el Royal United Institute for Defense Research (RISU) del Reino Unido, las exportaciones de combustible nuclear ruso y tecnología nuclear aumentaron en 2022 en un 20%. La adquisición de este tipo de combustible por parte de los países de la Unión Europea aumentó a su nivel más alto en tres años.
República Checa, Bulgaria, Hungría y Eslovaquia continuaron comprando combustible a Rosatom. Según RISU, los países de Europa Oriental, en donde están los reactores construidos durante la época de influencia soviética, representaron dos quintas partes de las exportaciones de Rosatom desde 2019 hasta 2022.
Hungría, uno de los países de la eurozona menos críticos con Rusia desde el comienzo de la guerra, acordó con Rosatom las enmiendas para la construcción y financiamiento para la central nuclear Paks II.
Péter Szijjártó, ministro de Relaciones Exteriores de Hungría, ha defendido esta alianza justificando que la UE no tiene seguridad energética, y que la transición verde europea depende de la energía nuclear. Se espera que en los próximos meses inicien las primeras faenas.
Finlandia, por su parte, eligió un camino distinto que Hungría. Unos meses después de comenzada la guerra en Ucrania, la empresa finlandesa Fennovoima rescindió el contrato que tenían en conjunto con Rosatom Overseas para la construcción de la planta nuclear Hanhikivi-1.
La compañía citó retrasos significativos y la «incapacidad de Rosatom para entregar el proyecto», y agregó que la guerra en Ucrania ha exacerbado aún más los riesgos a futuro.
La corporación rusa anunció que llevaría a su par finlandesa a arbitraje internacional por el contrato que tenían desde diciembre de 2013. La parte finlandesa tenía la propiedad mayoritaria con un 66% de propiedad, mientras que la rusa un 34%.
Estados Unidos y la compra de Uranio a Rusia
Al terminar la Guerra Fría, los líderes estadounidenses comenzaron con los acuerdos que buscaban relajar la tensión con la amenaza de una guerra atómica. Uno de estos fue que Rusia desmantelaría parte de su arsenal nuclear y lo enviaría a Estados Unidos con el fin de ser reutilizado en centrales eléctricas.
Este programa se llamó de Megatones a Megavatios, firmado en 1993 y concluyó en 2013. Durante 20 años de transcurso del programa de desmantelamiento, cerca del 10% de toda la electricidad de Estados Unidos provino de combustible fabricado a partir de ojivas nucleares rusas.
Como resultado de este comercio, las instalaciones de enriquecimiento de uranio estadounidenses fueron progresivamente cerradas, ya que la importación desde Rusia resultaba más económica y se detuvo la inversión en esa infraestructura con las consecutivas administraciones. Actualmente ninguna compañía de propiedad estadounidense enriquece uranio.
TerraPower, empresa fundada por Bill Gates, ha postergado la apertura de la que sería la primera planta nuclear de la nueva era de Estados Unidos en al menos dos años. Una de las razones es que el empresario se ha comprometido a no utilizar uranio enriquecido ruso en el contexto de la actual guerra en Ucrania.
Rusia representó el 16,5% del uranio importado por EE.UU. en 2020 y el 23% del uranio enriquecido necesario para alimentar los reactores nucleares comerciales estadounidenses.
A pesar de que el país euroasiático se posiciona en el sexto lugar en la producción minera de uranio, Rusia es el país con la mayor capacidad de enriquecimiento de uranio del mundo, que representa casi la mitad a nivel global.
Según datos del Observatorio de Complejidad Económica, en el año 2021 Rusia fue el mayor exportador neto de uranio enriquecido del mundo con $1,27MM, mientras que Estados Unidos fue el mayor importador a nivel global con $2,06MM.
Estados Unidos tiene actualmente una dependencia a la importación de este tipo de producto, lo que demuestra su desventaja comparativa frente a la generación y almacenamiento de componentes esenciales en la transición energética global actual, sumados a otros como los microchips y otros metales críticos.
La dependencia estadounidense del uranio enriquecido extranjero se hace eco de sus desventajas competitivas en los microchips y los minerales críticos utilizados para fabricar baterías eléctricas, dos componentes esenciales de la transición energética global.
Actualmente, los empresarios y la administración estadounidense busca reorientar su hoja de ruta en esta materia, buscando proveedores políticamente más afines a ellos (como Francia, un proveedor más costoso) y potenciando su industria interna para ir gradualmente eliminando sus dependencias con sus dos principales antagonistas en la actualidad, Rusia y China.
En mayo de este año, la Cámara de Representantes de Estados Unidos aprobó un proyecto de ley que busca prohibir las importaciones de uranio ruso, sumándose así a las restricciones impuestas a productos energéticos como el petróleo.
Las exenciones limitarían gradualmente las importaciones permitidas de uranio ruso de aproximadamente 578,900 kilos (1,276,256 lb) en 2023, a aproximadamente 459,000 kilos (1,011,921 lb) en 2027, con cualquier exención que finalice en 2028, según informa Reuters.
Aumento de la presencia internacional rusa
En 2022, Rosatom comenzó la construcción de unidades nucleares de gran potencia en distintos países: dos en China (Tianwan y Xudapu), la primera central nuclear en Egipto (El Dabaa), una en Turquía (Akkuyu), entre otras.
Así, la corporación rusa ha firmado memorandos con pares armenios para la construcción de nuevas centrales nucleares en Armenia y Kirguistán, con enfoque en el establecimiento de instalaciones de baja potencia en ambos países. Además, se está estudiando la posibilidad de construir una pequeña central nuclear en Myanmar.
África
Rosatom es capaz de crear industrias nucleares enteras en países individuales. De hecho, esta es la propuesta integral de Rusia a los líderes de los Estados africanos, con quienes ya hace décadas se han materializado acuerdos de cooperación, los que van desde la extracción de uranio hasta la construcción de centrales nucleares.
Durante la última Cumbre Rusia – África realizada en la ciudad rusa de San Petersburgo en julio de este año, Etiopía y Rusia firmaron un acuerdo que buscará estudiar la factibilidad de construir una central nuclear y un centro de estudios nucleares entre los años 2023 y 2025.
Rusia invertirá en Namibia cerca de 500 millones de dólares en proyectos destinados a la extracción de uranio mediante Uranium One, subsidiaria de Rosatom. Según informa la agencia rusa TASS, el proyecto aumentará el PIB de Namibia en 1-2% en términos anuales y se espera que la planta de extracción esté lista para su inauguración en 2029.
El trabajo de exploración está programado para completarse en 2026 y comenzar la extracción de uranio en 2029 (con un período de trabajo de más de 25 años; la productividad anual estimada es de 3 mil toneladas de uranio por año), informa Rosatom.
En Tanzania, Rosatom está trabajando en el proyecto Mkuju River con el yacimiento de Nyota, uno de los más grandes del mundo con una reserva de recursos de 152 millones de toneladas de mineral.
De acuerdo con los calendarios aprobados, la planta piloto debe completarse y ponerse en funcionamiento en 2023 (en vísperas de la reunión en San Petersburgo, el 85% del proyecto ya estaba avanzado). El proyecto Mkuju River, una vez en funcionamiento, será la primera mina de uranio en Tanzania, posicionando al país entre los 5 mayores productores de uranio en África.
El propietario del proyecto, Mantra Tanzania Limited, es una filial de Uranium One, división administrativa de Rosatom que gestiona los activos de uranio extranjeros de la corporación.
Kazajstán
Budenovskoye, el mayor yacimiento de uranio de Kazajstán pasó el año pasado al control de Rosatom.
Junto a esta, la planta química y minera de Stepnogorsk se transfirió a la parte rusa. Se trata del yacimiento de Budenovskoye, uno de los más grandes del mundo, el cual fue inaugurado en la década de 1970.El desarrollo allí se inició en 2021, y el primer kilógramo de uranio se extrajo en 2023. Según las previsiones anunciadas anteriormente por Kazatomprom, para 2025, la capacidad del yacimiento se puede extraer de seis mil toneladas de uranio por año.
Latinoamérica
En este periodo son dos los países latinoamericanos que más han estrechado vínculos con el complejo nuclear ruso: Brasil y Bolivia.
Rosatom firmó un contrato con la empresa brasileña Industrias Nucleares do Brasil para el suministro de uranio enriquecido a la central nuclear Angra, suministrando la mayor parte del requerimiento de este material en el periodo 2023-2027.
“Brasil es uno de los socios más importantes de Rosatom en el suministro de productos isotópicos. Enviamos semanalmente a este país isótopos de yodo y molibdeno, que se utilizan para el tratamiento de enfermedades cardiovasculares y oncológicas. Rosatom suministra casi la mitad de los radioisótopos, que son comprados por el Instituto de Investigaciones Energéticas y Nucleares (IPEN)”, señaló el presidente de Rosatom Latinoamérica, Ivan Dybov.
Por su parte, Rosatom en Bolivia está próxima a inaugurar el Centro de Investigación y Desarrollo en Tecnología Nuclear (CIDTN), la primera instalación nuclear en el país, la cual tendrá sede en la ciudad de El Alto.
En 2022, la corporación rusa entregó el Complejo Ciclotrón para Radiofarmacia y Preclínica (enfocado a la investigación médica) y el Centro de Irradiación Multifuncional (con miras a la industria agropecuaria), para las pruebas en la operación de las instalaciones de la primera y segunda etapa del CIDTN.
Periodista titulado en la Universidad de Chile y Magíster en Relaciones Internacionales en RUDN University (Rusia).
gsandovalpulido@gmail.com