Estudiante de Relaciones Internacionales en la Universidad Europea de Valencia.

Mi ferviente interés por descifrar las complejidades del mundo me ha llevado a profundizar en los aspectos políticos, económicos y sociales que dan forma a las relaciones internacionales. Actualmente me desempeño como estudiante de prácticas en diversas entidades.

Estudiante de Licenciatura en Relaciones Internacionales en la Universidad Católica de Córdoba; ayudante investigador sobre las relaciones político-económicas entre Sudamérica y Sudeste Asiático (UCC - Unidad asociada a CONICET).

nicoofillol@gmail.com

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El Triángulo de Oro es conocido como la región ubicada en las profundidades de los densos bosques del sudeste asiático, donde convergen las fronteras de Tailandia, Myanmar y Laos. Durante décadas, esta zona ha sido uno de los mayores epicentros de producción de opio a nivel mundial. La compleja accesibilidad que caracteriza a esta área, de terreno montañoso y desprovisto de infraestructura, sumado al limitado control que ejercen los gobiernos de sus respectivos países, convierten este espacio en un hub ideal para la proliferación de todo tipo de redes de crimen organizado.

Triángulo de Oro, Fuente: Southeast Asia Drug War: What Exactly is the Golden Triangle?, Quantum Books.

Si bien la producción y el tráfico de drogas ha sido, por excelencia, el negocio más productivo en el Triángulo de Oro, en los últimos años la actividad ilícita y cuasi lícita de la región se ha diversificado considerablemente. Se ha registrado un creciente auge en delitos relativos a trata de personas, comercio ilícito de animales salvajes, así como prácticas de lavado de dinero y otras formas de corrupción financiera. Sumado al cambio en la producción de drogas que, debido a la baja demanda de la heroína, migró del opio hacia diferentes tipos de metanfetaminas y otras drogas sintéticas.

La situación es especialmente alarmante en el sector birmano de la región. Aquí, las bandas de crimen organizado han aprovechado el vacío de poder que dejó el golpe de Estado militar de 2021 para establecerse y operar sin ningún tipo de restricción. Incluso, milicias locales del ejército birmano se han visto involucradas en varias ocasiones en redes delictivas de este tipo.

Los conflictos y la anarquía que imperan en la región se combinan con la pobreza y la escasa población, compuesta por pequeñas tribus de montaña y minorías étnicas dispersas, para crear el escenario perfecto para el florecimiento de estos grupos criminales. La opacidad que rodea estas actividades se ve alimentada por las dificultades que enfrentan los periodistas para trabajar en la zona, donde las cuestiones de seguridad prevalecen ante todo.

El imperio de la droga en el Triángulo de Oro

Las rápidas ganancias y la facilidad con la que estos productos son distribuidos genera grandes rendimientos a corto plazo y ayuda a financiar tanto ejércitos como armamento. Este fue el caso del Kuomintang (partido nacionalista chino, de ahora en adelante KMT), que luego de ser derrotados por el Partido Comunista Chino (de ahora en más, PCCh) en 1949, se dispersó a regiones aledañas. En aquellas áreas se planeaba la estrategia para recuperar el territorio conquistado por Mao Zedong. Entre ellas se encontraba el norte birmano, donde el KMT compraba las cosechas de las plantaciones de amapolas para financiar su lucha contra el PCCh. De hecho, Duan Xiwen, un famoso general de dicho partido declaró: “Debemos continuar luchando contra el mal del comunismo y para luchar contra él, debes tener un ejército, y un ejército debe tener armas, y para comprar armas debes tener dinero. En estas montañas, el único dinero es el opio”.


Evolución del cultivo de adormideras en Afganistán, Fuente: Así es el mercado del opio que los talibanes dicen
que abandonarán, Newtral.

Pero el mayor productor de opio hasta hace relativamente poco, fue Afganistán. Algo que no debería sorprendernos, puesto que, si bien ya mantenía altos niveles de esta producción, a partir de la guerra con Estados Unidos en 2001, se disparó.

Merece una explicación la disminución del casi 90% de la producción en 2001. Esto se dió debido a que el régimen talibán prohibió el cultivo de amapolas, lo que fue explicado con dos argumentos diferentes: los talibán prohibieron la producción para aumentar el precio del opio, debido a que había disminuido el 93% de su valor original. El otro argumento es que dicho régimen había negociado con las Naciones Unidas para recibir reconocimiento internacional a cambio de prohibir la producción del opio.

Esta prohibición no se mantuvo por mucho tiempo, puesto que se debían contrarrestar los ataques estadounidenses y se necesitaba financiación. Lo cierto es que durante la guerra, no sólo volvió a su producción normal debido a la liberalización de la producción, sino que además se alcanzaron récords históricos. El pico máximo fue en 2017, año en que el cultivo de esta “commodity”, cubrió más de 300.000 hectáreas. Lo que logró financiar la resistencia talibán contra Estados Unidos hasta el fin de la guerra en 2021, año que, coincidentemente, se orquestó el golpe de Estado en Myanmar, el histórico productor de estos cultivos.

A mediados de diciembre del año pasado, Myanmar superó a Afganistán como el mayor productor de opio a nivel mundial, con aproximadamente 1.080 toneladas métricas de este cultivo a lo largo de todo 2023, según datos de la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC). En 2022, la economía del opio comprendió entre un 2% y un 4% del PIB de Myanmar, sumando los beneficios del consumo doméstico y las exportaciones.

La provincia Shan, al este, se erige como el principal exponente de la producción de drogas en el país debido a sus condiciones climáticas. Solo en ese Estado, la producción ha aumentado un 20% con respecto al año anterior. En el conjunto del país, el área de cultivo se expandió un 18% con relación al año 2022, coincidiendo con un aumento de medios de cultivo más sofisticados.

Gran parte del auge de la producción señala a la inestabilidad política y económica que ha sumergido al país tras el golpe de Estado militar de 2021. Los conflictos entre milicias estatales y fuerzas de resistencia se han extendido a las zonas más empobrecidas del país. La combinación de disrupción de los mercados internos sumado a una falta evidente de apoyo estatal ha llevado a muchos ciudadanos a ganarse la vida con el negocio de los opiáceos en un intento por subsistir.

Desde hace varios años, los cárteles de la droga de la región han comenzado a cooperar más estrechamente con milicias étnicas independientes para construir una industria de millones de dólares a través del tráfico y la producción de drogas sintéticas. El auge de la metanfetamina ha sido especialmente significativo por su facilidad de producción. En forma de cristal o yaba, el psicoestimulante se posiciona como una sustancia tentadora tanto para la demanda interna como para mercados exteriores.

Tráfico de Drogas en el Triángulo de Oro, Fuente:
Commentary: Southeast Asia is now dominant in the illegal drugs trade, CNA.

Por otro lado, si bien no al nivel de su vecino, la provincia de Bokeo, en Laos, ha sido durante décadas un centro de producción de heroína en el país. En los últimos años, sin embargo, la producción de opio en el país ha ganado importancia debido a la proximidad con la frontera de Myanmar y a la aparición de nuevos grupos organizados que operan en el área. La corrupción vinculada a las fuerzas oficiales del Estado, que se han beneficiado del negocio durante años, ha agravado la situación nacional, fuertemente afectada por el consumo interno.

Laos destaca como un importante centro de tránsito para el tráfico de drogas a otros mercados internacionales. El comercio de estas sustancias en la región está experimentando un rápido crecimiento, debido, sobre todo, a la disponibilidad y a su bajo costo. Con todo, la tendencia en el Sudeste Asiático está cambiando hacia el auge de drogas sintéticas frente a cultivos más tradicionales, que posteriormente son cruzadas a Tailandia. Desde allí se hace más fácil su exportación al mundo, Hafsa Ammar en Paradigm Shift afirma que Tailandia ha sido esencialmente el mayor centro de casi todo el opio saliente de Myanmar. Se asume que Bangkok es el mayor mercado de metanfetamina del mundo”. Pero lo cierto es que Tailandia ha presentado su lucha contra las anfetaminas como una política nacional y crítica para el país.

Para esto entrevistamos a Tidarat Yingcharoen, académica y política birmana-tailandesa y vocera y directora del centro de política para el Partido tailandés Thai Sang Thai. Tidarat nos comentó respecto de las políticas que lleva a cabo cada Estado involucrado en esta región.

En dicha entrevista, Tidarat nos decía: “Tailandia está tomando fuertes medidas contra estas actividades mediante su Pha Muang Task Force, llevando a cabo grandes incautaciones de drogas y enfrentamientos armados con traficantes cercanos a la frontera.” pero asegura que “el esfuerzo no genera disminuciones significativas en la escala de este comercio”.

Cuando preguntamos por Laos, nos dijo “Laos es calificado como una punto de tránsito cada vez más elegido por los traficantes, a pesar de ser secuestrados [los elementos contrabandeados] en algunos casos” pero, asegura Tidarat la “piedra angular” de estas actividades es el “controvertido complejo Kings Romans Casino” que “parece operar con impunidad”. Por su parte, “Myanmar, al estar bajo el mando militar desde 2021, no ha registrado ningún esfuerzo”, siendo “la mayor fuente de producción de drogas en la anárquica región del Triángulo de Oro”.

Otras redes de crimen organizado: Tráfico de personas

Las redes involucradas en el tráfico de personas a través del Triángulo de Oro son las mismas que las que se dedican al comercio de drogas. Esto se debe a que estas pandillas son las únicas que tienen el conocimiento de las rutas y los contactos requeridos para llevar a cabo estas actividades. Estas redes de tráfico de personas son particularmente sólidas en el caso del flujo de migrantes birmanos hacia Tailandia, especialmente a raíz del golpe de Estado en 2021. Los grupos de crimen organizadose aprovechan de la desesperación y vulnerabilidad de estos migrantes, ofreciéndoles falsas ofertas de trabajo con la esperanza de una vida mejor.

Una vez que los migrantes acceden a pagar las tarifas exorbitantes impuestas por estas pandillas, son sometidos a condiciones inhumanas durante el viaje, donde enfrentan abusos físicos, explotación laboral y violaciones de sus derechos humanos. Además, una vez en Tailandia, los trabajadores migrantes son frecuentemente engañados y estafados, con la complicidad de las autoridades tailandesas que, en lugar de protegerlos, los someten a extorsión bajo la amenaza de deportación o encarcelamiento por delitos menores inventados.


A photo of bruises a Philippine national sustained while detained in Cambodia is shown on a phone in Manila on June 26, 2023. Fuente: Ezra Acayan – New York Times/Redux.

Tidarat Yingcharoen relata así el proceso que siguen estas mafias: “Atraen a las víctimas con anuncios de trabajo fraudulentos que ofrecen salarios altos, a menudo para trabajos en casinos, entretenimiento o industrias de servicios. Las víctimas son traficadas a través de Tailandia, Laos, Camboya, Myanmar después de ser reclutadas, y a menudo terminan en áreas remotas como Kokang en Myanmar, cerca de China. Las víctimas son recluidas en recintos de hormigón similares a prisiones y obligadas a trabajar horas excesivas en redes de estafas y crimen cibernético bajo amenazas de violencia.”

En 2007, el gobierno de Laos, junto con la empresa de propiedad china registrada en Hong Kong, Kings Romans Group, estableció la Zona Económica Especial del Triángulo de Oro (GTSEZ). Esta zona, que incluye el casino Kings Roman, fue creada con el objetivo de atraer inversión, facilitar el comercio y promover el crecimiento económico en la región. Con el tiempo, sin embargo, este punto ha emergido como uno de los mayores centros de tráfico humano en la región.

Entre las víctimas destacan mujeres jóvenes, provenientes de entornos económicos precarios, con bajos niveles de educación y falta de oportunidades laborales, retenidas en estos casinos con fines de explotación sexual. A principios de 2022, por ejemplo, la policía rescató a más de una docena de mujeres laosianas que estaban siendo detenidas en contra de su voluntad por falta de medios para pagar sus deudas.

Al mismo tiempo, la combinación de la guerra civil en Myanmar y los estragos causados por la pandemia global ha dejado a las familias de la región en una situación de extrema vulnerabilidad. En este contexto, el tráfico de niños ha vuelto a emerger como una amenaza grave, focalizándose especialmente en menores refugiados no acompañados y niños sin hogar. Grupos delictivos aprovechan la inestabilidad regional para perpetrar estas atrocidades, condenando a los más jóvenes a un destino de explotación y abuso.

La corrupción pública y la complicidad de los funcionarios locales parecen ser un importante factor facilitador en “Los centros que operan con estafas están funcionando a plena vista, y la policía local está al tanto pero no hace nada debido a que está sobornada. Se cree que los jefes estafadores que tienen conexiones gubernamentales de alto nivel en países como Camboya.”, sugiere Tidarat.

Money laundering

Los casinos han desempeñado durante mucho tiempo un papel importante en el lavado de dinero en la región. Estos lugares de juego sirven como canales convenientes para blanquear dinero de drogas y ganancias de otras actividades ilícitas. Impulsado por la creación de Zonas Económicas Especiales (ZEE) en el noroeste de Laos y en el este y norte de Myanmar, en los últimos años se ha percibido un auge en la proliferación de aproximadamente 240 casinos en 120 ZEE en la subregión del Mekong. Esto ha transformado algunas áreas en puntos calientes de actividades delictivas graves.

Zona Económica Especial en la Provincia de Bokeo (Laos)
Fuente: Laotian Times.

Entre otras maneras utilizadas en el lavado de dinero, que tienen como protagonistas a los casinos del Mekong, se encuentra el offsetting” y el “white-labeling, ambos acompañados del anonimato de las criptomonedas. La primera de estas técnicas consiste en girar fondos ilícitos en efectivo a empresas no declaradas para evitar el sistema bancario oficial, estos fondos son receptados en otro país con una cuenta bancaria por medio de una transferencia, lavandodichos fondos ilegales. Por otra parte, el white-labeling es una práctica llevada a cabo por empresas que brindan servicios de softwares necesarios con el fin de instalar casinos online, que enmascaran los movimientos ilícitos de dinero generados por las prácticas mencionadas.

Por último, las criptomonedas son una manera muy fácil de lavar dinero debido a su difícil trackeo, utilizando como intermediario los casinos, tanto virtuales como físicos, que reciben depósitos en efectivo y transfieren las “ganancias” por estos medios. Al ser encriptadas, las billeteras de criptomonedas no permiten realmente saber quién es su dueño, generando un anonimato que otorga ventajas a la persona que intenta ingresar dinero ilegal al circuito bancario oficial.

Aunque las autoridades carecen de estimaciones completas de cuánto dinero sucio fluye a través del sistema bancario clandestino del sudeste asiático, la UNODC afirma que en los últimos años estas cifras podrían haberse extendido fácilmente hasta decenas de miles de millones de dólares al año.

El periodismo: un deporte de riesgo en la región

Con todo, mucha de la actividad ilícita que transcurre en el Triángulo de Oro permanece oculta. La complejidad y la clandestinidad de estos fenómenos se ven exacerbadas por el incremento en la vigilancia y las medidas de seguridad que adoptan estos grupos. El trabajo de investigación periodística se enfrenta así a desafíos significativos, pues se vuelve una tarea ardua y peligrosa debido a la naturaleza clandestina de la actividad delictiva y la amenaza constante que representa para los periodistas y sus fuentes.

La complicidad de las autoridades en varias zonas de la región por haber sucumbido al soborno hace aún más complicado el acceso a información precisa y confiable. Además de ello, la dificultad para acceder a fuentes locales confiables se suma a la distorsión de la información oficial, la cual está influenciada por los intereses de las autoridades de los países involucrados en la región.

Sobre el peligro que corre el periodismo en la región, comenta Tidarat: “Informar sobre el narcotráfico y el crimen organizado en la región del Triángulo de Oro es una tarea extremadamente peligrosa para los periodistas. Funcionarios de la ONU entrevistados se abstienen de nombrar a periodistas específicos, probablemente para evitar ponerlos en mayor riesgo de sufrir represalias.”

Nos comentaba lo siguiente, con respecto al peligro que corren los periodistas, “Los grupos del crimen organizado en la región han demostrado un flagrante desprecio por la vida humana, empleando la violencia, la intimidación y asesinatos contra quienes amenazan con denunciar sus operaciones.” Explica que “las zonas controladas por las milicias del narcotráfico se han convertido en nuevos «agujeros negros» en los que se suprime la libertad de prensa.”

Pero es preocupante porque “incluso los grandes medios de comunicación pueden recurrir a la autocensura en estos temas por motivos de seguridad para sus periodistas que trabajan en la región”. Es por esto que los periodistas generalmente no son contratados por noticieros, sino que actúan por iniciativa propia. Y, a su falta de estructura organizacional, se le suma que “se enfrentan a constantes amenazas de estas poderosas organizaciones criminales”. Nos comentaba Tidarat: “Algunos periodistas freelance han arriesgado sus vidas para documentar el tráfico de drogas, la trata de seres humanos y otros delitos”.

Otras triples fronteras, análisis comparativo

Las diferentes triple fronteras a lo largo del mundo presentan grandes problemáticas, no sólo para las ciudades que las integran, sino para los mismos países. Lo cierto es que las demás fronteras fluviales de esta índole, dispersas por el mundo, no tienen las mismas características que el Triángulo de Oro; ya sea por su institucionalización o por las actividades que se llevan a cabo en la zona.

El ejemplo paradigmático en América Latina es la Triple Frontera entre Foz do Iguaçu (Brasil), Puerto Iguazú (Argentina) y Ciudad del Este (Paraguay), dividida por los ríos Iguazú y Paraná. Allí, la porosidad de las fronteras, los fuertes flujos migratorios y la zona franca establecida en Ciudad del Este, generan condiciones determinantes en las actividades llevadas a cabo en esta frontera. Estas actividades encuentran al narcotráfico, el contrabando, la venta de productos falsificados, el lavado de dinero y el tráfico de armas, llevados a cabo por diferentes grupos criminales organizados de la región (yakuzas, comandos y mafias). Además, debido al compuesto migratorio, muchas remesas son enviadas a los países de origen de los migrantes, lo que genera gran duda con respecto al destino real de dicho dinero.

En África occidental, la frontera del río Leraba, nacido al sur de Fanidiama (Mali), que da lugar a la triple frontera entre Mali, Costa de Marfil y Burkina Faso, se ha convertido en una de las rutas más frecuentadas para el contrabando de bienes tanto lícitos como ilícitos. Dicho río es de los caminos más utilizados para transportar armas y motocicletas a lo largo de la frontera entre Burkina Faso y Costa de Marfil. En las costas del río Leraba se encuentran diferentes centros y asentamientos que se especializan en el contrabando y la recepción de dichos productos. Principalmente estos contrabandos se caracterizan por ser “tráfico hormiga”, en los cuales muchas personas transportan pocas unidades de armas, con el fin de reducir el riesgo de ser detectadas.

En Asia central, con un gran parentesco a lo analizado más arriba, se encuentra la Media Luna Dorada, otra región gran productora de opioides compuesta por Afganistán, Pakistán e Irán. Pero lo que nos importa en esta sección es la similitud de la frontera fluvial entre el primero de los países con Tayikistán y Uzbekistán dado por el río Amu Daria, afluente del Río Panj. Este paso es el encargado de mover el opio producido principalmente en Afganistán hacia Asia Central, llevándolo por los afluentes del Amu Daria y transportándolo desde Tayikistán y Uzbekistán hasta Osh (Kirguistán), donde se procede a exportar a mercados rusos y europeos.

El tráfico de opiáceos, Fuente: El tráfico de opio desde Afganistán, El Orden Mundial.

Estos análisis comparativos sirven para entender las características diferenciales que significa el río Mekong en el Triángulo de Oro. Si bien el contrabando es un elemento común en las fronteras analizadas, el cauce este río ve otras actividades. Como se analizó en otro apartado, el tráfico de personas (actividad compartida con la frontera del río Paraná) es una de las actividades protagonistas del Triángulo. A ello se le suman la producción de opioides y anfetaminas; además los grandes sistemas de lavado de dinero compuestos por casinos, financiación de actividades no registradas (pero no ilícitas, cuasi lícitas) y las criptomonedas. Esto nos lleva a conjeturar que la sistematización y la institucionalización (aunque informal) de las actividades ilícitas en el Triángulo de Oro la hacen una triple frontera única en su tipo.


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