Chile-Malasia: Avances y perspectivas a 45 años de relaciones diplomáticas

Malasia sin duda se ha convertido en un aliado estratégico clave para Chile gracias a su gran potencial comercial. Además, el país representa una puerta de entrada a otros mercados asiáticos, teniendo un rol atractivo para Chile gracias a su cooperación en foros internacionales y la capacidad de Malasia para diversificar alianzas más allá de los socios tradicionales, fomentando así la cooperación Sur-Sur y el intercambio cultural y académico.

Portada: Mercedes Ercila.

Cientista político y magíster en Estudios Internacionales Universidad de Chile. Diplomada en Cultura árabe e islámica UCH; Estudios Políticos Sciences Po, Francia; y Estudios Europeos UdeC. Áreas de interés: RRII, Teoría política y de RRII, mundo árabe e islámico.

daninunez@ug.uchile.cl

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El 22 de mayo de 1979 marcó el establecimiento oficial de relaciones diplomáticas entre Chile y la Federación de Malasia, y este año se celebra el 45º aniversario de este evento significativo. Sin embargo, pasaron al menos diez años antes de que se establecieran embajadas en los respectivos países. Este hecho no es más que el símbolo de la naturaleza pragmática de esta relación, donde la diplomacia ha procurado ajustarse rápidamente a una asociación marcada por un fuerte enfoque comercial.

Cierto es que el pragmatismo de Chile tuvo sus raíces en la necesidad de integrarse en un mundo donde las puertas diplomáticas se cerraban debido a la dictadura, que limitaba las opciones de alianzas estratégicas. Desde esta perspectiva, el régimen militar optó por una estrategia basada en el pragmatismo comercial, dirigiendo su enfoque hacia el sudeste asiático. Se creía que en esa región las consideraciones políticas y de derechos humanos no interferirían significativamente, dado que muchos países de la zona también estaban gobernados por regímenes autoritarios en aquel momento. 

Cabe mencionar a Indonesia bajo el gobierno de Suharto, Myanmar bajo una junta militar determinada por Ne Win, y Filipinas bajo la dictadura de Ferdinand Marcos, por lo que la percepción de Chile en ese momento fue de que esta región podría ofrecer oportunidades diplomáticas sin el escrutinio político que enfrentaba en otras partes del mundo.

El “Incidente filipino”: la suspensión de la gira asiática de Pinochet.

No obstante, este período estuvo marcado por desafíos significativos. Un acontecimiento notable fue el “incidente filipino”, cuando una delegación chilena (incluido Pinochet) fue inicialmente invitada al país, pero en medio del vuelo se les comunicó que las autoridades filipinas ya no los recibirían, lo que desencadenó la indignación del general y resultó en la renuncia del canciller de ese momento.

A pesar de este contratiempo en la región, Malasia siguió una trayectoria más fluida, alineada con el objetivo central de Chile: promover el desarrollo económico del país

Han transcurrido 45 años desde el establecimiento de relaciones diplomáticas entre Chile y Malasia, sin embargo, el conocimiento sobre este país del Sudeste Asiático sigue siendo limitado para gran parte de la población chilena.

Antecedentes generales sobre Malasia

Malasia se encuentra en una región económicamente dinámica y estratégicamente ubicada en el sudeste asiático. Forma parte de diversos organismos internacionales y regionales, con un papel clave en la ASEAN (Asociación de Naciones del Sudeste Asiático, por sus siglas en inglés), una institución que Chile ha observado de cerca en las últimas décadas debido a su éxito global. 

División política de Malasia. Fuente: Wikimedia Commons.

El territorio malasio se divide administrativamente en una parte peninsular y otra insular, compuesta por 13 estados y 3 regiones federales que destacan por su rica diversidad cultural y de especies naturales, flora y fauna, haciendo de Malasia un país excepcional. 

Mezquita Putra. Fuente: The Thrifty Traveller.

Malasia es un país muy diverso culturalmente, compuesto principalmente por tres grupos étnicos principales: los malayos, que son la mayoría, los chinos y los indios. Esta diversidad étnica se refleja también en sus creencias religiosas. Aunque el islam es la religión oficial del país, existen también prácticas budistas, cristianas, hinduistas y de religiones chinas. Es importante señalar que, a pesar de que el islam es la religión oficial, el país cuenta con leyes distintas para musulmanes y no musulmanes, lo que ha facilitado la convivencia armoniosa entre las diferentes culturas. 

Políticamente, Malasia es una monarquía constitucional y democracia parlamentaria, con división de sus tres poderes: judicial, legislativo y ejecutivo. El jefe de Estado es el rey (su título oficial es Yang di-Pertuan Agong) elegido por consenso por la Conferencia de los Gobernantes, integrada por los 9 sultanes malasios (y 4 gobernadores sin derecho a voto). El Yang di-Pertuan Agong va rotando en ejercicio cada 5 años. El jefe de gobierno es el primer ministro, quien es elegido democráticamente. Este sistema político es una herencia de la época colonial británica la cual se desarrolló a lo largo del siglo XVIII hasta mediados del XX. Malasia logró su independencia en 1957, en un contexto de movimientos de liberación nacional postcolonial en el sur global. Seis años después, lograría su unificación territorial.

Como muchos países que buscaron una independencia real, Malasia enfrentó desafíos significativos para establecer oficialmente sus límites geográficos, enfrentando disputas con sus vecinos que en algunos casos continúan sin resolverse hasta el día de hoy, una situación que resuena en Chile y en América Latina en general. A pesar de ser relativamente desconocido para Chile, existen abundantes similitudes entre ambos países.

Actualmente, Malasia tiene un PIB de 430,9 mil millones de dólares y una población de 33.1 millones de personas según datos de 2023. En comparación, Chile tiene un PIB de 344.4 mil millones de dólares y una población de 20 millones de personas, también datos del mismo año. Sin embargo, la diferencia más notable entre ambos países radica en su tasa de crecimiento económico. Malasia registra un crecimiento real del PIB del 4.2%, mientras que Chile tiene una proyección de crecimiento entre 2.25% a 3% -a junio del 2024-.  

Relaciones bilaterales Chile – Malasia

Malasia comprendió rápidamente que la integración regional era crucial para el éxito en un mundo globalizado post Guerra Fría, y ASEAN jugó un papel fundamental en este logro. En contraste, Chile ha enfrentado dificultades para avanzar plenamente en una integración regional de esa magnitud, más allá de sus esfuerzos en la Alianza del Pacífico, concentrándose principalmente en una integración comercial. Por lo tanto, Chile optó por desplegar una diplomacia bilateral con los países del Asia Pacífico, facilitando así su inserción en organismos regionales.

Un ejemplo destacado de las relaciones entre Chile y Malasia fue cuando este último intervino para que Chile fuera aceptado como miembro en el Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC). Algunos miembros no consideraban inicialmente a nuestro país como un actor relevante en los asuntos regionales, pero la intervención de Malasia fue crucial para asegurar la inclusión de Chile en la APEC. Esta colaboración subraya la importancia de las relaciones bilaterales estratégicas para Chile en su camino hacia una mayor integración regional en Asia Pacífico.

El apoyo de Malasia también fue fundamental para que otros países del Asia-Pacífico se unieran posteriormente a la campaña de Chile. Según el académico Manfred Wilhelmy, este respaldo tuvo su origen en la estrecha relación entre el ex presidente chileno Patricio Aylwin y el primer ministro de Malasia Mohamed Mahathir. Esta relación comenzó cuando ambos líderes participaron en foros multilaterales sobre temas prioritarios en la agenda social de sus respectivos gobiernos, y se fortaleció con visitas mutuas de alto nivel.

En 1991, el primer ministro malasio visitó Chile con su gabinete. Según Jaime Lagos, primer embajador de Chile en Malasia, esta visita fue crucial para establecer la relación bilateral, que eventualmente incluyó la instalación de una fábrica en Pirque para la producción conjunta de zapatos con Malasia.

Visita a Malasia del presidente Patricio Aylwin en 1992. Fuente: Bilioteca del Congreso Nacional de Chile.

En noviembre de 1992, se produjo la primera visita oficial de un jefe de Estado latinoamericano a Malasia, realizada por el expresidente Patricio Aylwin junto a un grupo de 50 empresarios. Durante visita a Kuala Lumpur, Aylwin se reunió con el sultán Azlan Shah y el primer ministro Mahathir Mohamad.

La ex Presidenta de la República, Michelle Bachelet, recibiendo en audiencia al XIII Rey de Malasia, SS.MM. Mizan Zainal Abidin y a la Reina Nur Zahirah, durante la visita de Estado realizada en el 2009. Fuente: Ministerio de Relaciones Exteriores de Chile.

Luego de estas visitas recíprocas de alto nivel, en 1995 llegó el turno de su majestad Tuanku Jaafar Ibni Almarhum Tuanku Abdul Rahman de visitar Chile, donde fue condecorado con el título de doctor honoris causa en Derecho por la Universidad de Chile. Unos meses después, en noviembre de ese mismo año, el expresidente Eduardo Frei visitó el país asiático, repitiendo su visita en 1998 con motivo de la APEC.

En 1997, el primer ministro Mahathir Mohamad aterrizó en Chile nuevamente para participar en la Reunión General del Consejo de Cooperación Económica del Pacífico, PECC XII. Finalmente, en 2009, se cierran por el momento las visitas de primeras autoridades con el viaje del sultán Tuanku Mizan Zaina Abidin Ibni Al-Marhum, el sultán Mahmud Al Muktafi Billah Shah, y la rajá Tuanku Nur Zahirah, quienes se reunieron con la Presidenta Bachelet.

Relaciones comerciales bilaterales

La estrategia de Chile, basada en el establecimiento de relaciones bilaterales que luego respaldarían su integración en organismos regionales, generando así mayor credibilidad para concretar vínculos sólidos como los Tratados de Libre Comercio (TLC), se conoce como la estrategia del «noodle bowl«. Este enfoque ha sido pionero para Chile en su relación con la región de la Cuenca del Pacífico.

Para los países de la Cuenca del Pacífico asiática, los TLC también representaban una herramienta atractiva, dado los beneficios relativamente limitados de las negociaciones en organismos multilaterales como la Organización Mundial de Comercio (OMC) o el APEC. En consecuencia, la apuesta por los TLC fue mutua y estratégica para fortalecer las relaciones comerciales y económicas en la región. 

A pesar de lo anterior, los foros multilaterales seguían siendo plataformas importantes para avanzar y explorar oportunidades con otras naciones. En 2005, durante la Cumbre del Foro APEC realizado en Corea del Sur, Chile y Malasia anunciaron el inicio de un estudio de factibilidad para un Tratado de Libre Comercio entre ambos países, representados por su ministro de Relaciones Exteriores Ignacio Walker y su ministra de Comercio Rafidah Aziz respectivamente.. Este fue el punto de partida de un proceso que duró aproximadamente siete años, con rondas de negociaciones entre Chile y Malasia, hasta que el tratado entró en vigencia en 2012.

Firma del Tratado de Libre Comercio entre Malasia y Chile.

Es importante destacar que los hitos más significativos de estas negociaciones tuvieron lugar principalmente en foros multilaterales como APEC: el anuncio inicial en 2005; el inicio formal de las negociaciones en 2007; y la firma del tratado durante la reunión de APEC en Japón en 2010. Estos eventos subrayan la estrategia de «noodle bowl» de Chile, que integra el multilateralismo con el bilateralismo para fortalecer las relaciones económicas y comerciales con Malasia y más allá.

Según los datos proporcionados por Aduanas de Chile, el TLC entre Chile y Malasia resultó en una notable reducción del 89,6% de los aranceles aplicados una vez que el tratado entró en vigor. Después de tres años, aproximadamente el 4% de los productos estarían libres de aranceles, mientras que un 5,1% experimentaría una reducción gradual de los aranceles a lo largo de cinco años. 

Chile se vio favorecido por la eliminación de aranceles en diversos sectores. Por ejemplo, se eliminaron los aranceles para los pescados en todas sus variedades, concentrados lácteos, quesos, frutas y aceites de oliva. Por otro lado, Chile concedió a Malasia la eliminación del 90% de los aranceles para sus productos, lo que les otorgaría acceso libre de aranceles al mercado chileno desde el inicio del acuerdo. El 4,6% de los productos experimentarían una reducción de aranceles en tres años, el 4,1% en cinco años, y un 1,1% estaría sujeto a excepciones. Entre los productos que ingresarían a Chile sin aranceles se encuentran frutas tropicales, grasas lubricantes, parafina, caucho, computadoras y teléfonos.

En el año 2018 se realizó la Primera Reunión del Comité Conjunto Chile Malasia para evaluar los avances del TLC, en el cual se destacó que al año 2017 el comercio bilateral alcanzó US $406,6 millones con un crecimiento de 28,5% respecto del año anterior. Las exportaciones chilenas a Malasia alcanzaron US$200,6 millones con un crecimiento de 65%, mientras las importaciones desde la nación asiática llegaron a US$ 206 millones, con un incremento de 6%. 

Actualmente, los principales productos chilenos exportados a Malasia incluyen minerales relacionados con el cobre; madera aserrada de pino; salmón congelado; ácido bórico y aceite de pescado. Por otro lado, los principales productos importados desde Malasia a Chile son grasas y aceites vegetales; aparatos para la recepción; conversión y transmisión o regeneración de voz, imagen u otros datos; manufacturas de caucho; guantes utilizados con fines médicos/quirúrgicos; productos químicos y hornos de microondas, según la ficha país con datos de la SUBREI.

El 11 de mayo de este año se llevó a cabo la II Reunión del Comité Conjunto del TLC en Kuala Lumpur para evaluar los avances alcanzados en los últimos cinco años. En este contexto, ambas partes destacaron el incremento del intercambio comercial desde la firma del tratado, aunque reconocieron desafíos como la distancia geográfica y la necesidad de mejorar el intercambio de información. También, se comprometieron a profundizar la relación, mantener un diálogo constante y fortalecer la cooperación, anticipando la próxima reunión en Santiago a mediados de 2024.

Aparte del TLC entre ambos países, Chile y Malasia han fortalecido sus lazos mediante otros tratados significativos que no solo incluyen materias comerciales. Entre ellos se encuentran el Acuerdo Comercial entre el Gobierno de la República de Chile y el Gobierno de Malasia (1991); el Acuerdo de Promoción y Protección de Inversiones y su Protocolo Adjunto (1992); el Acuerdo de Cooperación Económica, Científica y Técnica (1992); el Acuerdo Bilateral de Pagos (1992); el Acuerdo de Garantía de Inversiones (1992); el Acuerdo Cultural (1992); Acuerdo para Evitar la Doble Imposición Tributaria (2004); el Acuerdo de Servicios Aéreos (2010); y el Acuerdo de Intercambio Estudiantil entre la Universidad de Malasia y la Pontificia Universidad Católica de Chile (2013). 

En adición a lo anterior, también es necesario destacar que paralelamente, desde 1992, se han establecido varios Memorandos de Entendimiento (MoU, por sus siglas en inglés) entre entidades de Malasia y Chile, del sector público y privado. Incluyen iniciativas como el MoU sobre Transporte Aéreo en 1992; MoU sobre Defensa en noviembre de 1993, y el MoU sobre Intercambio de Información en 1994. Posteriormente, se firmó el MoU entre el Servicio Nacional de Aduanas de Chile y la Aduana Real de Malasia en 1995. En el año 2004, se establecieron múltiples acuerdos, incluyendo el MoU sobre Cooperación en Educación en Diplomacia y Relaciones Internacionales, así como el MoU entre la Universidad de Malaya y la Universidad de Santiago de Chile. 

Estos MoU y acuerdos han sido catalizadores clave para fortalecer y ampliar la colaboración en el ámbito de la investigación académica. Se ha facilitado y promovido intercambios fructíferos entre instituciones, por ejemplo, con la formalización en 2007 del MoU sobre Cooperación Antártica entre el Instituto Antártico Chileno y la Academia de Ciencias de Malasia. Luego, en 2008, entre la Universiti Malaysia Terengganu (UMT) y la Universidad Católica de la Santísima Concepción. En 2013, se estableció un MoU entre Universidad Malaya y Universidad Santo Tomas, seguido por el MoU sobre Cooperación Científica entre la Sultan Mizan Antarctic Research Foundation (YPASM) y el Instituto Chileno Antártico en enero de 2014.

El rol regional de Malasia

Malasia ha experimentado un notable crecimiento económico y desarrollo en las últimas décadas, destacándose por sus exportaciones de productos con valor agregado, en contraste con las exportaciones chilenas que aún se centran principalmente en materias primas. Este enfoque estratégico de agregar valor y diversificar la canasta comercial es algo que Chile ha buscado durante décadas y que Malasia comenzó a implementar hace aproximadamente tres décadas.

Al igual que Chile, Malasia dependió durante muchos años exclusivamente de exportaciones de materias primas como madera, minerales (bronce, estaño, caucho), hidrocarburos (gas, petróleo) y productos agrícolas como aceite de palma, arroz y cacao. Aunque aún estas exportaciones son significativas, hoy en día Malasia también se destaca por exportar productos finales y servicios.

Publicidad de Proton, marca automotriz de origen malasio, en Chile (1994). Fuente: VeoAutos.

Un ejemplo emblemático de este cambio es la industria automotriz de Malasia. Este país ha exportado a Chile – principalmente durante la década de los 80 y 90- diferentes líneas de automóviles de la marca Proton, producidos por la empresa nacional de automóviles Proton (Perusahaan Otomobil Nasional: compañía nacional del automóvil), fundada en 1983 bajo el liderazgo del entonces viceprimer ministro Mahathir Mohamad. Este tema probablemente fue discutido durante las reuniones entre Mahathir Mohamad y Patricio Aylwin, destacando la evolución de Malasia hacia la producción de productos finales y su estrategia para fortalecer su industria nacional.

La Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN. por sus siglas en inglés) ha desempeñado un papel crucial en el desarrollo de Malasia a través de diversos mecanismos. En primer lugar, la integración económica facilitada por la ASEAN ha promovido el comercio y la inversión, permitiendo a Malasia diversificar su economía y aumentar sus exportaciones. Además, la cooperación regional en seguridad, educación y cultura ha fortalecido la posición de Malasia en el ámbito internacional y regional y ha proporcionado plataformas para abordar problemas comunes, como, por ejemplo, las disputas en el Mar de China Meridional.

La ASEAN también ha apoyado el desarrollo de infraestructura regional, mejorando la conectividad de Malasia con otros estados miembros y facilitando el comercio transfronterizo. En términos de desarrollo institucional, Malasia ha participado en iniciativas de buena gobernanza y derechos humanos promovidas por la ASEAN, contribuyendo a un entorno de seguridad y estabilidad que es fundamental para el crecimiento económico sostenido del país.

Aunque la ASEAN tuvo como fundamento inicial la contención del comunismo en los países asiáticos de la Cuenca del Pacífico, con el paso del tiempo sus objetivos fueron evolucionando, convirtiéndose en una organización crucial para la integración y el crecimiento de sus diez miembros actuales. Esta transformación ha llevado a que tanto autoridades del sector público como del privado en Chile elogien esta institución. Una de las particularidades más destacadas de ASEAN es que evita implicarse en asuntos políticos internos de sus miembros, lo que le da estabilidad a la organización a pesar de la variada ideología de sus estados miembros. Esto contrasta con los intentos fallidos de Chile por integrar organismos regionales que han tenido un alcance bastante limitado (como UNASUR o ALADI) o se han restringido mayormente a intercambios comerciales (Alianza del Pacifico).

Mientras las principales economías mundiales están en un aterrizaje suave en 2023, la ASEAN, por el contrario, está bien posicionada para ser el epicentro del crecimiento y sigue siendo un destino de inversión atractivo. ASEAN tiene un mercado robusto que Chile no puede ignorar. La economía está creciendo por encima del promedio mundial y tenemos una población de clase media relativamente joven que crece rápidamente

Ex embajador de Malasia en Chile, Abu Bakar Mamat
Día de ASEAN en la residencia del embajador Anshor en Santiago el año 2023. En la imagen (de izquierda a derecha) Embajador Patricio Powell, ex Director de la División de Asia Pacífico de MINREL, Embajador de Indonesia Muhammad Anshor, ex Embajador de Malasia, Abu Bakar Mamat, Embajadora de Filipinas Celeste Vinzón Balatbát, ex embajadora de Tailandia Chanida Kamalanavin, y el embajador de Vietnam en Chile, Pham Truong Giang. Fuente: América Economía.

La diversidad de ASEAN es notable, no solo en términos de sistemas socio-políticos, como las monarquías constitucionales parlamentarias de Malasia y Tailandia; el Estado de partido único comunista en Vietnam; la república democrática y presidencialista de Indonesia; la república presidencialista de Filipinas; la república parlamentaria con sistema parlamentario unicameral en Singapur; el sultanato con sistema político basado en la monarquía absoluta en Brunéi; y el inestable y frágil contexto político de Myanmar tras décadas de régimen militar. También es notable la diversidad cultural, religiosa y lingüística dentro de ASEAN, lo que la convierte en un verdadero ejemplo de consenso y cooperación regional.

Sin embargo, el rápido crecimiento económico de Malasia ha llevado a descuidar en cierta medida el desarrollo social, convirtiéndose esto en una prioridad reciente para el país asiático. En respuesta, los últimos gobiernos han enfocado esfuerzos significativos en implementar políticas sociales destinadas a reducir la desigualdad en la nación. Este contexto revela similitudes notables entre Chile y Malasia en términos de desafíos sociales y políticas de desarrollo.

Un ejemplo relevante en el contexto chileno es la visita de una delegación conjunta de la Unidad de Coordinación de Implementación del Departamento del primer ministro de Malasia y el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en noviembre del año 2023. Esta delegación se reunió con varios ministerios chilenos, incluyendo Desarrollo Social y Trabajo, así como con ONG y el sector privado. El objetivo principal fue estudiar el sistema de protección social chileno, seleccionando a Chile debido a las similitudes identificadas entre ambos países. 

Durante su visita al Ministerio del Trabajo en Chile, la Dra. Norashiken Binti Ishak, quien lideró la delegacion, señaló:

Nuestro interés es fortalecer el sistema de protección social. Por eso hemos venido a entender y aprender de experiencias de otros países, en particular de Chile. Esta jornada es crucial para poder ayudarnos a conceptualizar, generar y unificar bases de datos para definir e implementar políticas de protección social.

Este intercambio subraya la disposición de ambos países para aprender y adaptar políticas sociales efectivas, destacando la importancia de compartir experiencias y mejores prácticas en la búsqueda de un desarrollo inclusivo y sostenible.

Malasia sin duda se ha convertido en un aliado estratégico clave para Chile, como hemos observado, debido a su significativo potencial comercial, su papel como puerta de entrada a otros mercados asiáticos, su cooperación en foros internacionales, y su capacidad para diversificar alianzas más allá de los socios tradicionales, fomentando así la cooperación Sur-Sur y el intercambio cultural y académico.

Un ejemplo destacado de esta colaboración (aparte de los mencionados memorándum de entendimiento en el área académica mencionados anteriormente) es el Programa de Cooperación Técnica Malasia (MTCP, por sus siglas en inglés), establecido en los años 80. Este programa ofrece financiamiento para capacitaciones técnicas de corta y larga duración en diversas áreas como diplomacia, economía, ciencias, medio ambiente, y turismo, entre otras. Chile ha sido uno de los beneficiarios de este programa malasio, el cual es coordinado por la Embajada de Malasia en Santiago. Desde su inicio, un número significativo de alumnos chilenos han participado en estas formaciones, contribuyendo así al fortalecimiento de capacidades y al intercambio de conocimientos entre ambos países.

Perspectivas de las relaciones a futuro

A medida que Chile y Malasia conmemoran el 45º aniversario de sus relaciones diplomáticas, las perspectivas futuras son prometedoras y están marcadas por oportunidades estratégicas en múltiples ámbitos. La profundización de los lazos comerciales seguirá siendo una prioridad, aprovechando el marco establecido por el Tratado de Libre Comercio y otros acuerdos bilaterales que han facilitado un intercambio fluido de bienes y servicios. Ambos países están comprometidos con la diversificación de sus economías y la exploración de nuevos sectores de colaboración, como la tecnología, la educación y la innovación. 

En conversación con el Encargado de Negocios de la Embajada de Malasia en Chile, el Sr. Abang Abdul Rasyid Abang Yusup, pudimos explorar las perspectivas futuras de la relación bilateral entre ambos países.

En términos comerciales, el representante de Malasia en Chile, nos da algunas luces para explorar posibles áreas emergentes entre ambos países. Menciona principalmente dos áreas para explorar: energías renovables y tecnología y servicios. Pero en específico, el papel del hidrógeno verde es central.

Ambos países han mostrado interés en el hidrógeno verde. Malasia ha iniciado proyectos para explorar su potencial, mientras que Chile se ha posicionado como líder en este sector. Esto presenta una oportunidad para la colaboración. A su vez, los avances en inteligencia artificial, ciberseguridad y servicios digitales son áreas prometedoras para proyectos conjuntos y compartición de conocimiento.

Dado el éxito del Tratado de Libre Comercio entre ambos países, le consultamos sobre los próximos pasos para expandir el acceso a nuevos mercados para productos chilenos y malasios. El sr. Abang, nos comentó que la certificación halal puede ser un punto clave. Recordemos, que Malasia es un país musulmán, y gran parte de su industria alimentaria debe contar con certificación halal.

El concepto de lo Halal, se puede extrapolar a diferentes áreas como la economía, la alimentación, la higiene o estilo de vida. Pero el término que es más frecuentemente utilizado es para referirnos a aquellos alimentos, los cuales son certificados por un organismo competente en la materia, que cumplen con lo que se establece en la Ley Islámica, y que por lo tanto son aptos para ser consumidos por musulmanes (a modo de ejemplo, que no contengan alcohol, o derivados del cerdo).

Chile puede aprovechar el estatus de Malasia como un hub halal global al obtener esta certificación para sus productos. Esto no solo proporcionará una ventaja en el mercado malasio, sino que también apoyará el ecosistema halal global de Malasia

En Chile actualmente existe un centro de certificación halal, por lo que la arista del halal podría convertirse en un aspecto de real colaboración entre ambos países.

Formar nuevas asociaciones puede abrir nuevos mercados tanto para productos chilenos como malasios. Enfocarse en sectores como los productos certificados halal puede dar a Chile una ventaja en el mercado malasio. Chile cuenta con una gran industria agrícola y ganadera, y Malasia con una gran expertise en el tema halal. Suena a una asociación que puede resultar exitosa.

Por otro lado, la experiencia compartida en temas de desarrollo social y económico ofrece una base sólida para el intercambio de mejores prácticas y políticas que aborden desafíos comunes, como la desigualdad, la incertidumbre económica, la crisis climática y la diversificación económica. Este último punto, muy importante para ambos países, como mencionábamos anteriormente. El diplomático lo identifica como uno de los desafíos comunes entre ambas naciones.

Aunque ambos países tienen sectores agrícolas sólidos, es necesario diversificar aún más hacia la manufactura y los servicios para asegurar un crecimiento económico sostenibl. Las fluctuaciones en la economía global pueden impactar los flujos comerciales e inversiones entre Chile y Malasia. Ambos países deben desarrollar estrategias para mitigar estos riesgos.

Culturalmente, la cooperación seguirá fomentando el entendimiento mutuo y el intercambio académico entre universidades e instituciones culturales, principalmente con el Programa de Cooperación Técnica de Malasia (MTCP por sus siglas en ingles).

Aumentar las iniciativas culturales y educativas puede profundizar el entendimiento mutuo y fortalecer las conexiones entre personas. Programas de intercambio, investigación académica conjunta y eventos culturales pueden mejorar las relaciones bilaterales

Dentro de estos eventos culturales, el intercambio gastronómico es otro punto clave para el Encargado de Negocios de la nación asiática:

Los productos alimenticios malasios han tenido una buena acogida en Chile, y aumentar su disponibilidad puede impulsar el intercambio cultural.

Está claro que estamos inmersos en el siglo de Asia. Como lo señaló el embajador chileno Jorge Heine, “el siglo XIX fue del Reino Unido, el siglo XX de Estados Unidos, y el siglo XXI es el de Asia”. Desde el inicio del presente siglo, Chile ha sido pionero en el fortalecimiento de sus lazos con este vibrante continente. Hoy, casi 45 años después, es imperativo que Chile se enfoque en profundizar aún más sus relaciones con los países de Asia-Pacífico, y en particular con Malasia.

Más allá de los intercambios comerciales, debemos continuar construyendo puentes entre nuestras naciones. La creación de rutas aéreas directas y la apertura de una misión diplomática chilena ante la ASEAN son pasos cruciales que podrían acercarnos a este país lejano, pero sorprendentemente afín en muchas maneras a Chile. A medida que exploramos estas propuestas, descubrimos que, a pesar de la distancia, compartimos una conexión más profunda de lo que podríamos haber imaginado.

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