Analista de Política Exterior de Irán. Es egresado de la Universidad de Teherán, Magíster en Filosofía en la Universidad Allameh Tabataba’i y Doctor en Filosofía de la Universidad de Teherán.
Historia de la formación de Arabia Saudita
Hasta el siglo XX, el territorio de Arabia Saudita formó parte de sucesivos califatos islámicos, tales como los rashidun, los omeyas, los abbasíes y los otomanos. A lo largo de la historia, diversas potencias intentaron dominar estas tierras, pero la primera ruptura seria con el Califato Islámico ocurrió durante el mandato de Sharif Husayn Hashemi, gobernador del Hiyaz (oeste de la península arábiga) de la bajo el califa otomano. Aprovechando la debilidad del Imperio Otomano, Sharif Husayn lideró la Gran Revolución Árabe el 10 de junio de 1916, con el apoyo de Gran Bretaña y uniendo a diversos árabes en un esfuerzo armado contra los otomanos. Estableció el Reino de Hiyaz y se proclamó «rey de los árabes».
Por su parte, Abdulaziz bin Abdulrahman Al Saud, el último gobernante del segundo gobierno de la Casa de Saud, había huido al emirato de Kuwait tras ser derrotado por las fuerzas otomanas y la familia Al-Rashid. En 1902, Abdulaziz reorganizó su poder político y militar, revitalizando alianzas tribales, étnicas y religiosas, y recuperó su dominio al establecer el Estado de la Casa de Saud. En 1927, Abdulaziz fundó el Reino de Hiyaz y Nayd y sus anexos, asumiendo el título de rey. Posteriormente, el 23 de septiembre de 1932, proclamó el Reino de Arabia Saudita en los territorios actuales y se convirtió oficialmente en su primer monarca. En 1933, designó a su segundo hijo como príncipe heredero.
Con el descubrimiento de vastos recursos petrolíferos en la década de 1940, Arabia Saudita experimentó un importante crecimiento económico, complementado por los ingresos procedentes del Hayy (peregrinación). Estos ingresos facilitaron el desarrollo del país. Tras la muerte de Abdulaziz en 1953, sus hijos Saud, Faisal, Jalid, Fahd, Abdullah y Salman han gobernado sucesivamente, siguiendo un modelo político tradicional basado en la dinastía.
En la política contemporánea, la tendencia global apunta hacia sistemas más democráticos y participativos, donde el papel del pueblo en la toma de decisiones se vuelve cada vez más relevante. Sin embargo, Arabia Saudita ha mantenido la naturaleza tradicional de su sistema político, centrado en la familia real.
El actual monarca, el rey Salman bin Abdulaziz, es el vigésimo quinto hijo del fundador Abdulaziz. Según la tradición establecida por el fundador, el poder permanece en la segunda generación de la Casa de Saud mientras existan hijos varones vivos. Por ello, tras Abdulaziz, reinaron sucesivamente Saud, Faisal, Jalid, Fahd, Abdullah y, finalmente, Salman.
El ascenso de Salman al trono sorprendió a muchos analistas, ya que antes de ser designado príncipe heredero, sus únicas responsabilidades destacadas habían sido como gobernador de Riad. Sin embargo, tras asumir el poder, el rey Salman emprendió una transformación política significativa, nombrando a su hijo, Mohammed bin Salman, como príncipe heredero tras un proceso de consolidación del poder que duró dos años. Actualmente, Mohammed bin Salman controla los principales pilares del poder en Arabia Saudita, marcando una nueva etapa en la historia de la monarquía.

Geopolítica saudí
Arabia Saudita se encuentra en las coordenadas 24°30′ N y 45° E, ocupando aproximadamente el 85% de la península arábiga, lo que representa una gran parte de su territorio. La ubicación geográfica del país desempeña un papel crucial en su importancia estratégica. Con una extensa superficie territorial y una amplia línea costera, limita con el Mar Rojo al oeste y el Golfo Pérsico al este, lo que facilita el acceso a recursos marítimos, el comercio internacional, el transporte marítimo y la conexión con otras regiones del mundo.

Su posición geográfica la sitúa en un punto intermedio entre Oriente y Occidente, actuando como un puente entre los continentes de Asia, África y Europa. Desde una perspectiva geopolítica, estas características otorgan a Arabia Saudita ventajas significativas en términos de influencia militar, económica y de seguridad, posicionándola como un actor clave en las relaciones regionales e internacionales.
- El corazón del mundo árabe y del mundo islámico: Arabia Saudita es el corazón del mundo árabe e islámico gracias a las Dos Mezquitas Sagradas,dos de los lugares más importantes del Islam, los cuales que atraen la atención de los musulmanes a nivel mundial. Su posición geográfica conecta de forma estratégica el Occidente árabe con el Oriente árabe, reforzando su papel central en la región.
- Las Dos Mezquitas Sagradas, que incluyen la Kaaba en La Meca y el santuario del Profeta del Islam en Medina, confieren a Arabia Saudita una posición única en el mundo islámico. Estos lugares, sagrados para todos los musulmanes, atraen anualmente a millones de peregrinos de todo el mundo, fortaleciendo tanto la relevancia religiosa del país como la legitimidad de sus gobernantes, quienes se presentan como Custodios de las Dos Mezquitas Sagradas, un título que refuerza su soberanía y prestigio en la región y a nivel global.
- Conversión en una potencia capital mediante una transición progresiva: Se refiere al vasto potencial económico de Arabia Saudita en los campos de la energía, el turismo religioso y recreativo, el transporte y el comercio internacional.
- Recursos petrolíferos: El petróleo, como fuente de energía más importante del mundo, desempeña un gran papel en la economía mundial, y las fluctuaciones de precios y los problemas de seguridad afectan gravemente al proceso económico de estos países. Arabia Saudita, como uno de los mayores productores y exportadores de petróleo del mundo, ha adquirido una importancia especial, y parece que mientras haya consumo de petróleo, esta importancia existirá, aunque disminuya su valor estratégico.
- Acceso al mar: El acceso a alta mar se considera desde hace tiempo una importancia estratégica de un país o región, especialmente los mares, que también se consideran una especie de vía navegable internacional.
- El eje de comunicación entre los tres continentes de Asia, África y Europa: La ubicación geográfica de Arabia Saudita proporciona un acceso estratégico a los tres continentes de Asia, Europa y África, lo que le confiere una gran importancia en términos de estrategia y posición como eje de tránsito.
- Arabia Saudita se encuentra en el corazón de Asia Occidental, una región de alta relevancia. geoestratégica y geopolítica. Su posición abarca los subsistemas clave del Golfo Pérsico y el Mar Rojo, lo que amplifica su influencia regional. Además, su proximidad a zonas estratégicas como el norte de África y el Cuerno de África otorga al país una importancia especial en las configuraciones regionales e internacionales, consolidando su papel como un actor central en la geopolítica global.

Política nacional
Políticamente, Arabia Saudita es una monarquía dinástica absoluta. Su geografía humana es relativamente homogénea, ya que la población está compuesta en su mayoría por tribus árabes nómadas, unidas por la cultura y la religión islámica. Sin embargo, las crisis del país tienen raíces profundas en las cuestiones de justicia social, política y económica, las cuales se entrelazan con la interacción militar, política, cultural y religiosa, todo ello relacionado con la identidad nacional.
En el último siglo, el sistema consuetudinario de Arabia Saudita se ha configurado en torno a una división del trabajo entre las dos instituciones dominantes: la política, controlada por la Casa de Saud, y la religión, a cargo de la familia Al-Sheikh, descendientes de Muhammad bin Abdul Wahhab. Ambas instituciones han buscado, mediante el respaldo de la riqueza derivada del petróleo y los lugares sagrados, construir y mantener su legitimidad e identidad. Sin embargo, el cambio gradual de la identidad pública no ha coincidido con la transformación de la identidad oficial, lo que ha generado tensiones entre un sistema político y religioso que aún conserva sus estructuras tradicionales y una sociedad que clama por mayor participación.


El sistema consuetudinario saudí se ha consolidado sobre tres pilares fundamentales: la identidad pública, el poder político y militar de la élite gobernante, y el apoyo extranjero. A lo largo del siglo XX, el país ha sostenido su poder gracias a la riqueza petrolera, la influencia de los lugares sagrados y la cultura tribal. Mediante acuerdos con los líderes tribales, la Casa de Saud consolidó su autoridad y promovió gradualmente la identidad religiosa wahabí.
Este modelo ha dado lugar a un sistema político y religioso cerrado y autoritario, que ha permanecido prácticamente inalterado hasta la década de 1970. A partir de ese momento, varios factores han provocado una transformación gradual en la identidad de la población, desafiando las estructuras tradicionales y llevando al país a enfrentar nuevos retos internos, entre ellos:
- Expansión de los medios de comunicación y las redes sociales: Debido a la expansión de los medios de comunicación y las redes sociales, el flujo de información y noticias ha adquirido una libertad e incontrolabilidad que ya no está bajo el control del gobierno saudí. Estas herramientas primero conciencian al público y, posteriormente, generan crisis políticas y sociales, lo que obliga al gobierno a adaptarse, volviéndose más transparente y modificando algunos de sus comportamientos y procesos.
- Mayor bienestar: La mayoría de los habitantes de Arabia Saudita han experimentado una relativa prosperidad, lo que ha creado un contexto en el que surgen mayores expectativas y demandas hacia sus gobernantes.
- Aumento del nivel de educación: El elevado nivel de concienciación y alfabetización de la sociedad saudí es otro factor clave que impulsa la demanda de reformas. En una sociedad con un alto nivel educativo, el comportamiento y las prácticas son más racionales, lo que hace que muchos métodos de persuasión pierdan eficacia para mantener el statu quo, aumentando así las exigencias de cambio.
- Aumento de la interacción internacional: Según el Ministerio de Educación de Arabia Saudita, alrededor de 114,000 estudiantes saudíes y 74,000 acompañantes de 22 países están becados por el gobierno saudí en el extranjero. De estos, aproximadamente 67,000 estudiantes y 36,000 de sus acompañantes cursan estudios únicamente en Estados Unidos.
- Falta de distribución justa de los recursos y la riqueza nacionales: La falta de una distribución justa de los recursos y la riqueza nacionales en Arabia Saudita ha generado una desigualdad económica significativa. Mientras que la Casa de Saud y sus familias afiliadas acumulan grandes fortunas, una parte considerable de la población saudí vive con ingresos moderados, apenas suficientes para cubrir necesidades básicas, e incluso algunos se encuentran en condiciones de pobreza.
- Urbanización creciente: Aunque la urbanización tiene una historia tan antigua como la civilización humana, debido a sus amplias consecuencias, se considera uno de los fenómenos más característicos de la era actual, denominándose «revolución urbana». En los países en desarrollo, el rápido proceso de urbanización provoca una afluencia masiva hacia las zonas urbanas, lo que da lugar a un aumento en el sector de servicios, la proliferación de barrios marginales, el desempleo oculto y la aparición de una dualidad en el entramado social, especialmente en las comunidades de inmigrantes en las ciudades.
Todo lo anterior ha sentado las bases para la creación de una crisis de identidad en Arabia Saudita, la cual se manifiesta a través de varios indicadores:
- Mayor incumplimiento organizado de las normas
- Aumento de las Organizaciones No Gubernamentales (ONG)
- Crecimiento de los movimientos sociales
- Alza en los niveles de Inseguridad
Arabia Saudita tiene una diversidad cultural particular que puede dividirse en tres secciones generales: nómada y tribal, familiar e individual. La sociedad saudí presenta varias lagunas internas, principalmente activas entre tribus y familias, siendo las más relevantes las siguientes:
- Brechas culturales y religiosas
- Brechas económicas
- Lagunas históricas
En cuanto a la historia política general, de acuerdo con los acontecimientos en el ámbito político, parece que varios factores causan la continuación del sistema actual desde el punto de vista interno.
El poder económico juega un papel fundamental en Arabia Saudita, que con una renta cercana a los 452.000 millones de dólares y una población de 35,5 millones de habitantes (2023), es considerado uno de los países rentistas con alto poder económico. Por un lado, ha intentado atraer a los jefes de tribus y familias mediante rentas financieras, distribuyendo una parte de la riqueza entre ellos y alineándolos, junto con sus dependientes, con las políticas del gobierno. Por otro lado, este poder económico ha permitido al país incrementar continuamente sus capacidades militares y de seguridad.
La estructura cerrada de la dinastía de la Casa de Saud, compuesta por unos 5.000 miembros, se caracteriza por el fanatismo y la unidad interna, lo que les permite resolver sus diferencias dentro de la familia y evitar que se filtren al exterior. Esta cohesión interna ha sido una de las principales razones para la supervivencia de la familia en el gobierno de la sociedad tradicional saudí.

En la tradición árabe, el parentesco se considera un factor fundamental para fortalecer las relaciones entre tribus y familias. La relación más sólida entre los árabes es la vinculada al parentesco, y los miembros de una tribu valoran más a sus parientes cercanos que a la tribu misma. Este principio ha sido utilizado históricamente para fomentar la unidad y la cohesión social en Arabia Saudita.
Para mantener la integridad política, la Casa de Saud ha implementado una estrategia de socialización de individuos y grupos políticos no alineados, basándose en esta tradición de parentesco. Así, se asignan cargos políticos y administrativos a miembros de diferentes tribus y familias, asegurando su lealtad y apoyo.
Además, la Casa de Saud emplea otro enfoque para gobernar sobre una sociedad predominantemente nómada y tribal. Este consiste en atraer a las tribus y familias mediante rentas financieras y distribuyendo parte de la propiedad del país o la región entre los jefes tribales. De esta manera, se busca alinear a las tribus con las políticas del gobierno, asegurando el respaldo de sus líderes, así como de sus miembros y dependientes.
La política exterior saudí
La razón de la continuidad de la hegemonía y el poder de Arabia Saudita en la península arábiga es la formación de coaliciones, que sigue vigente por las siguientes razones:
- La sensación de amenaza común de la República Islámica de Irán
- El entrelazamiento de las economías de los países del Golfo Pérsico
- Ideología conservadora
Por supuesto, Arabia Saudita se esfuerza por convertir estas alianzas en un nivel superior, pero hasta ahora no lo ha conseguido.
Relaciones con las grandes potencias
Relaciones con China

El creciente papel de China en Asia Occidental ha generado preocupación en Washington. Arabia Saudita es el mayor proveedor de crudo de China, y China es el principal destino de las exportaciones de petróleo saudíes. Sin embargo, la economía de Arabia Saudita sigue estrechamente vinculada a Estados Unidos, debido a que su moneda está atada al dólar y sus ventas de petróleo se realizan en esta divisa.
Arabia Saudita y la Iniciativa “Un Cinturón, Una Ruta” (BRI)
Desde el establecimiento de relaciones diplomáticas entre China y Arabia Saudita en 1990, ambos países han logrado importantes avances en diversas áreas de cooperación. La relevancia de este vínculo se destacó en 2016, cuando los dirigentes chinos publicaron por primera vez el documento de política árabe de China, que analiza las áreas de desarrollo de la cooperación y los principios que deben guiar las relaciones entre ambos países. Este documento también ofrece un plan para una cooperación mutuamente beneficiosa.
Tras la presentación de la Visión 2030 de Arabia Saudita en la cumbre del G20 en Hangzhou en 2016, China y Arabia Saudita establecieron una Comisión Conjunta de Alto Nivel para la cooperación estratégica, que integra la Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI) y la Visión 2030. La comisión incluye subcomisiones que abarcan áreas clave como Diplomacia, Inversión, Energía, Comercio, Tecnologías Emergentes y Turismo. El principal objetivo de esta comisión es implementar los acuerdos alcanzados por los líderes de ambos países, con el fin de fortalecer la cooperación bilateral en estos sectores estratégicos.
Relaciones con Estados Unidos de América

Las relaciones entre Estados Unidos de América y Arabia Saudita comenzaron en 1931 con el reconocimiento de la soberanía de la Casa de Saud sobre la península saudí, se fortalecieron con el contrato petrolífero con la Standard Oil Company of California (SOCAL) en 1933, y en 1943, con la apertura de las oficinas diplomáticas de ambos países, estas relaciones entraron en nuevas fases y tuvieron un aspecto más económico y normal. Factores como el descubrimiento de enormes yacimientos petrolíferos en la región oriental y las rivalidades de la Guerra Fría hicieron que las relaciones entre ambos países pasaran de una relación normal al nivel de relaciones estratégicas a partir de 1945.
Las relaciones entre Arabia Saudita y Estados Unidos tienen su origen en requisitos estratégicos. Arabia Saudita se siente amenazada por actores internacionales como Rusia y sus rivales geopolíticos, como Egipto, Siria, Israel y la República Islámica de Irán, debido a su ubicación en el sistema del Golfo Pérsico y el Mar Rojo. Para mantener su seguridad, necesita socios estratégicos al nivel de las grandes potencias. Por su parte, Estados Unidos necesita estar presente en subsistemas estratégicos como la península saudí, que abarca tanto el Mar Rojo como el Golfo Pérsico. Parte de la responsabilidad de mantener su deseada seguridad internacional se la asigna a socios como Arabia Saudita, a sus expensas.
Arabia Saudita necesita utilizar las ventajas externas para asuntos bancarios y financieros, el desarrollo de las industrias ascendentes y descendentes del petróleo y el gas, así como el desarrollo de su infraestructura. Los Estados Unidos tienen el potencial para contribuir en estos campos. A su vez, Estados Unidos busca crear un pulso en los mercados internacionales mediante la utilización de los ingresos financieros procedentes de las inversiones y bonos pertenecientes al gobierno y ciudadanos saudíes. Además, Estados Unidos está interesado en la movilidad económica, el empleo de ciudadanos saudíes y el aumento de la productividad de los recursos existentes para mantener su posición económica superior en el ámbito internacional, lo que requiere la explotación de las capacidades de Arabia Saudita.
Otra razón para el establecimiento de relaciones estratégicas entre Arabia Saudita y Estados Unidos son los requisitos políticos. Arabia Saudita es uno de los sistemas políticos en el mundo que no se ha adaptado completamente a las nuevas condiciones políticas, gobernando aún de manera tradicional y tribal. El país no tiene suficiente legitimidad interna y necesita apoyo extranjero para mantenerse. Por su parte, Estados Unidos ha demostrado que, a pesar de sus eslóganes sobre los derechos humanos y la promoción de la democracia, no está dispuesto a abandonar el apoyo a los países que no siguen estos principios si están alineados con sus intereses estratégicos. Además, dentro de Estados Unidos, los partidos políticos necesitan el apoyo financiero y político de los lobbies saudíes para acceder al poder político en el país.
Arabia Saudita y Estados Unidos han mantenido una relación estratégica a largo plazo, basada en intereses mutuos en los ámbitos de la energía, la seguridad, el comercio y la estabilidad regional. A pesar de las dificultades y los cambios en el panorama global, ambos países han logrado mantener su cooperación y un diálogo estratégico continuo.
Relaciones con la Unión Europea

Arabia Saudita y la Unión Europea mantienen relaciones bilaterales fundamentadas en intereses mutuos, que incluyen la estabilidad regional, la seguridad, la cooperación económica y la ayuda humanitaria. La Unión Europea es el segundo socio comercial de Arabia Saudita, con un comercio combinado de mercancías que alcanzó los 40.000 millones de euros en 2020. Además, Arabia Saudita es un importante proveedor de petróleo y gas para la UE, y ambos son socios clave en la lucha contra el terrorismo, el extremismo y la proliferación de armas de destrucción masiva. La UE y Arabia Saudita sostienen un diálogo político regular, abordando temas como el proceso de paz en Oriente Próximo, Irán, Irak, Siria, Yemen y Libia. La UE también respalda el ambicioso programa de reformas Visión 2030 de Arabia Saudita, que busca diversificar la economía, modernizar la sociedad y mejorar la situación de los derechos humanos.
Relaciones con Rusia
Arabia Saudita y Rusia mantienen una relación compleja y cambiante, influenciada por su condición común de grandes productores de petróleo y gas, sus intereses divergentes en los conflictos regionales y sus cálculos estratégicos frente a Estados Unidos y otras potencias internacionales. Estas relaciones han evolucionado a lo largo del tiempo, pasando de la hostilidad durante la Guerra Fría a la tensión posterior a la Primavera Árabe tras el colapso de la Unión Soviética. Sin embargo, bajo el liderazgo del príncipe heredero Mohammed bin Salman, las relaciones entre ambos países han mejorado, con un enfoque en la cooperación, especialmente en el sector energético. Han coordinado sus niveles de producción para estabilizar el mercado internacional del petróleo e influir en los precios, estableciendo un diálogo político regular y fortaleciendo sus lazos económicos.

Relaciones con América Latina
Las relaciones de Arabia Saudita con los países latinoamericanos se enmarcan dentro del contexto de las relaciones árabes en general. Los Emiratos Árabes Unidos (EAU) son los países más conectados con la región, con conexiones aéreas directas y una comprensión favorable de la globalización en evolución. A pesar de ser una minoría, la influencia de la élite árabe en América Latina es considerable, abarcando áreas como la economía, la política, la cultura y la literatura.

Los árabes latinoamericanos, aunque relativamente pequeños en número, tienen un impacto significativo, y se han integrado a nivel político y económico. Varios países latinoamericanos, como Argentina, Colombia, la República Dominicana, Ecuador, El Salvador, Honduras y Brasil, han tenido presidentes de ascendencia árabe. Además, muchas figuras influyentes de la élite económica, cultural, intelectual y deportiva de América Latina tienen orígenes árabes. En Chile y Honduras, por ejemplo, los palestinos son el grupo árabe más numeroso.
Estas élites árabes latinoamericanas han jugado un papel crucial en el fortalecimiento de las relaciones entre el mundo árabe y América Latina, ofreciendo capital cultural y económico a los líderes gubernamentales y empresariales de ambas regiones. Además, se han convertido en actores clave en la creación de lazos económicos, políticos y culturales.
En términos económicos, la élite árabe latinoamericana ha reconocido dos tipos de asociaciones importantes con el mundo árabe: proveedores fiables de productos agrícolas para asegurar la seguridad alimentaria en una región que depende de las importaciones, y destinos atractivos para la inversión, especialmente con el flujo de petrodólares, como en el caso de Dubái. Chile, en particular, ha aprovechado esta oportunidad y ha sido un socio confiable para los árabes debido a su producción agrícola, que incluye manzanas, uvas, peras, almendras, aguacates, vino y salmón.
Arabia Saudita ha estado activa en la promoción de estas relaciones, como lo demuestra el proyecto «Arab Latins», financiado por la UNESCO bajo el Programa Sultán bin Abdulaziz Al Saud para la Promoción de la Lengua Árabe (2021-2022). Este plan de acción, que abarca desde 2023 hasta 2027, incluye cuatro pilares clave: investigación y producción de conocimientos, promoción de la comunicación y sensibilización, desarrollo de capacidades y cooperación internacional. Participan países árabes, de América Latina y el Caribe, así como España y Portugal.
Vision 2030: Perspectivas y retos de futuro
Arabia Saudita está centrada en la visión del Plan de Desarrollo Económico 2030, por lo que las perspectivas y retos en todos los sectores son los siguientes:

En el ámbito militar, las vulnerabilidades defensivas de Arabia Saudita son claras, especialmente en tiempos de crisis. A pesar de contar con instalaciones de defensa, el país no ha logrado controlar completamente ARAMCO ni garantizar la seguridad de la navegación en el Golfo Pérsico y el Mar de Omán. La intervención de marines estadounidenses en agosto de 2023 para mantener la seguridad en la región refleja la incapacidad de Arabia Saudita para asegurar su defensa de manera autónoma.
Ante estas limitaciones, Arabia Saudita ha buscado cooperar con socios multilaterales como China y Rusia, y ha impulsado estrategias como la localización de la industria militar y la diversificación en la compra de armas. Sin embargo, la principal amenaza a la que se enfrenta el país es un posible ataque a gran escala con misiles y aviones no tripulados, que podría dañar gravemente sus infraestructuras y, en particular, sus instalaciones petrolíferas.
En el ámbito económico, a pesar de los esfuerzos por diversificar su economía y reducir su dependencia del petróleo, Arabia Saudita sigue siendo en gran medida dependiente de esta fuente de ingresos, así como de los peregrinos que visitan la Casa de Dios. La caída de los precios del petróleo ha reducido los ingresos provenientes de este sector, lo que ha afectado las reservas de divisas del país. La economía saudí sigue siendo predominantemente hidrocarburífera, con un 80% de sus ingresos provenientes del petróleo.
Sin embargo, con el horizonte de 2030 en mente, Arabia Saudita ha lanzado un ambicioso plan de desarrollo económico que busca diversificar su economía. El objetivo es crear un flujo neto de inversión extranjera directa de 103.000 millones de dólares y una inversión interna de 450.000 millones de dólares. Para dar seguimiento a este plan, se ha elevado la Autoridad de Inversión Pública al nivel de Ministerio de Inversión y se ha transformado el Fondo de Inversión Pública en un inversor internacional y un fondo de riqueza independiente.
El gobierno saudí ha centrado parte de su estrategia en la diversificación a través de inversiones extranjeras. Empresas clave como Saudi Aramco y SABIC son grandes inversores internacionales, y los activos del Fondo de Inversión Pública Saudí alcanzaron los 620.000 millones de dólares en 2022, con expectativas de que lleguen a 1,04 billones de dólares en 2025 y 1,95 billones en 2030. Este Fondo está implementando un plan quinquenal 2021-2025 para pasar de una economía monoproducto dependiente de la energía a una economía diversificada y basada en la inversión.
Un área clave de inversión es la inteligencia artificial, en la que Arabia Saudita se está posicionando como líder en la región. El mercado de alta tecnología en Oriente Medio y Norte de África se prevé que crezca anualmente un 47,8%, con Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos a la vanguardia. Se espera que para 2026, el mercado de la inteligencia artificial represente casi el 70% de la creación de empleo en la región. Arabia Saudita ha lanzado varias iniciativas para acelerar la adopción de la inteligencia artificial en sectores como la banca, los servicios gubernamentales, las telecomunicaciones, la telemedicina, y la tecnología de vehículos electrónicos, entre otros.
Para 2030, se proyecta que Arabia Saudita invertirá anualmente 135.200 millones de dólares en inteligencia artificial y tecnologías emergentes, lo que representará el 12,4% del PIB del país. Con proyectos innovadores como la Zona Económica Autónoma NEOM, la Ciudad de la Línea Inteligente y el desarrollo del Mar Rojo, Arabia Saudita está invirtiendo fuertemente para transformar su economía y reducir su dependencia del petróleo.

Geográficamente, Arabia Saudita enfrenta desafíos significativos debido a sus largas fronteras, escarpadas y en gran parte sin vigilancia. Con un total de 4.415 kilómetros de fronteras y 2.640 kilómetros de costa, pocos tramos están bajo una vigilancia de seguridad estricta. Este factor obliga a las fuerzas de seguridad militar a lidiar con múltiples zonas de amenaza simultáneamente. Además, el país presenta una población relativamente reducida, lo que, sumado a la estructura demográfica, podría afectar su capacidad para manejar crisis económicas o de otro tipo.
La concentración de la población en zonas urbanas y especiales, mientras que gran parte del territorio está deshabitado, agrava los retos sociales y económicos. Arabia Saudita es un país en desarrollo con un crecimiento demográfico constante, lo que genera presiones adicionales sobre sus recursos, infraestructuras y estructura social. Este crecimiento enfrenta diversos retos, tanto en términos de empleo como de sostenibilidad en el largo plazo.
Durante los seis años de guerra en Yemen, Ansarullah, también conocido como los hutíes, ha logrado llevar a cabo numerosas operaciones de vigilancia y ataques en la frontera saudí, debilitando al ejército saudí a pesar de estar equipado con armas avanzadas de origen occidental. A pesar de estas incursiones, Arabia Saudita ha logrado mantener la seguridad a lo largo de su extensa frontera e impedir grandes operaciones terrestres dentro de su territorio.

Irak representa una amenaza doble para Arabia Saudita. En primer lugar, las milicias proiraníes en Irak tienen la capacidad de llevar a cabo ataques contra el reino si así lo ordenaran. En segundo lugar, elementos extremistas suníes, como los remanentes del ISIS, podrían infiltrarse a través de la larga frontera terrestre entre Irak y Arabia Saudita, realizando ataques en territorio saudí. La frontera jordana también presenta un reto similar, ya que podría ser una vía para la infiltración de grupos hostiles y el contrabando de armas hacia Arabia Saudita.
A nivel interno, Arabia Saudita enfrenta varios factores que están generando descontento entre las poblaciones que protestan, las fuerzas de seguridad e incluso dentro de la propia familia real. Los rápidos cambios implementados por el príncipe heredero Mohammed bin Salman están acelerando estas tensiones internas. Algunos consideran que las reformas rápidas promovidas por el príncipe heredero podrían aumentar las tensiones dentro del reino, lo que incrementa el riesgo de un posible derrocamiento y de una mayor influencia extranjera en los asuntos saudíes. De hecho, hay quienes evalúan que el riesgo que representa el papel de los partidarios de la línea dura interna es mucho mayor que las amenazas externas, y consideran que la estructura interna del país es extremadamente frágil.
Finalmente, el riesgo de la normalización con Israel es otro desafío significativo. El gobierno de Joe Biden busca actualmente un amplio entendimiento con Arabia Saudita para normalizar las relaciones con Israel, lo que podría transformar la estructura política interna del reino. Sin embargo, la reacción interna es incierta, dado el contexto de represión generalizada en materia de seguridad.
Trabajo traducido y editado por Christofer Cerón.
Referencias
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- https://finshots.in/
- https://www.imf.org/en/Countries/SAU#countrydata.
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- https://link.springer.com/article/10.1057/s41311-021-00286-4.
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- Center for Political and International Studies – Saudi Arabia’s Economic Development Plan 2030 Vision (ipis.ir). Mojtaba Ferdowsipour, Director of the Department of West Asian and North African Studies.