Muhayyoi Rahimzoda actualmente se desempeña como candidato a Doctorado y Profesor de la Facultad en el Departamento de Economía Mundial de la Universidad Corvinus de Budapest en Hungría.

Su formación académica tiene raíces en los Institutos Estatales de Relaciones Internacionales de Moscú, donde obtuvo ambos sus licenciaturas y maestrías.

Sus intereses de investigación se centran en cuestiones económicas y políticas de Asia Central y Rusia con unenfoque principal en la economía del desarrollo y la pobreza.

Ha participado en diferentes conferencias nacionales e internacionales en Rusia, Turquía, Hungría, Malasia, Suiza, Georgia y Tayikistán.

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Los Estados de Asia Central (Kazajstán, Kirguistán, Tayikistán, Turkmenistán y Uzbekistán) estuvieron bajo el dominio de la Unión Soviética durante más de 70 años. Esta «asociación» tuvo un costo significativo. Además de la colectivización forzada y la industrialización, la explotación de recursos naturales, la destrucción de valores religiosos y culturales, la degradación ambiental ejemplificada por la desaparición del Mar de Aral, el régimen soviético creó las fronteras nacionales actuales de las repúblicas de Asia Central. Estas fronteras se han convertido en un problema urgente, dando lugar a disputas fronterizas y tensiones étnicas que han persistido durante más de 30 años.

Detalle de un mapa ruso de la Unión Soviética de 1929 que muestra las repúblicas de Asia Central. Fuente: Wikimedia Commons

Las fronteras contemporáneas de los estados de Asia Central fueron delineadas por la Unión Soviética en las décadas de 1920 y 1930. Las líneas trazadas y redibujadas artificialmente no tuvieron en cuenta las peculiaridades tradicionales ni la composición étnica de estos países. Como resultado de esta delimitación fronteriza, numerosos individuos de una sola nacionalidad se encontraron fuera de sus territorios nacionales designados. Moscú evitó intencionadamente el establecimiento de estados más homogéneos y compactos por miedo a los movimientos separatistas. Además, las redes económicas y de transporte entre las repúblicas fueron diseñadas para mantenerlas unidas.

Después de la disolución de la URSS, junto con muchos desafíos políticos y económicos, surgieron las disputas fronterizas. Los estados de Asia Central acordaron mantener las fronteras trazadas por la Unión Soviética. Sin embargo, la historia de esas fronteras establecidas era más complicada de lo que los nuevos estados podían comprender. Por ejemplo, durante 1924-1991, el liderazgo soviético tayiko, bajo el pretexto de solidaridad con el pueblo soviético, «cedió/arrendó» gradualmente varias áreas montañosas al lado kirguís para tierras de pastoreo donde las tribus nómadas comenzaron a asentarse y donde más tarde se establecieron fronteras.

Los problemas relacionados con la demarcación territorial han resultado en numerosos y repetidos enfrentamientos transfronterizos en la región. Si bien Kazajstán, Turkmenistán y Uzbekistán pudieron resolver sus delimitaciones fronterizas, los ejes entre Kirguistán, Tayikistán y Uzbekistán no han podido definirse durante décadas. Estos tres estados tienen las fronteras más complejas y comparten territorios en el Valle de Ferganá, una zona densamente poblada con bajo bienestar social y predominantemente de estilo de vida agrícola.

Las negociaciones sobre la delimitación fronteriza se han estancado durante años debido a mapas contradictorios de la era soviética de las décadas de 1920, 1950 y 1980, lo que permite a cada estado usar los mapas que mejor sirvan a sus intereses.

Además de las fronteras indeterminadas, otro resultado fatal de la delimitación bolchevique fue la creación de enclaves, territorios de un estado completamente rodeados por otro estado, lo que complica aún más la situación. Actualmente hay ocho enclaves en Asia Central donde residen aproximadamente 100 mil personas:

  • Sarvan (enclave tayiko en Uzbekistán) con un área de 8 km² y alrededor de 150 personas viviendo allí, surgió después del colapso de la URSS.
  • Voruj y Qalacha Occidental (enclaves tayikos en Kirguistán) con áreas de 130 km² y menos de 1 km² respectivamente, y una población de 30,000 personas.
  • Shohimardon, Qalacha, Jangail y So’x (enclaves uzbekos en Kirguistán), siendo este último el más grande en Asia Central con más de 60,000 habitantes, el 99.4% de los cuales son tayikos étnicos.
  • Barak (enclave kirguís en Uzbekistán).

El problema de los enclaves, junto con problemas socioeconómicos, políticos y ambientales, crea desafíos adicionales para los estados de Asia Central, resultando en tensiones sociales e interestatales que amenazan la estabilidad y seguridad de la región. Debido a la sobrepoblación del Valle de Ferganá, siempre hay escasez de alimentos y agua, lo que agrava aún más la situación y crea conflictos por los recursos.

Los conflictos armados entre Kirguistán y Tayikistán, que son vecinos en el Valle de Ferganá, pueden servir como ejemplo. En la última década se han registrado más de 150 disputas y tensiones entre ambos países, resultando en víctimas y daños a la infraestructura. La irrigación agrícola, el pastoreo de animales, el contrabando y los cruces fronterizos ilegales fueron algunas de las principales razones de los conflictos. El conflicto más reciente ocurrió en septiembre de 2022, resultando en la muerte de 50 civiles, 121 heridos y más de 130 mil personas desplazadas en ambos estados.

Guardias fronterizos de Kirguistán patrullan el límite del enclave de Voruj en Tayikistán. Foto: David Trilling.

Otro ejemplo de enfrentamientos étnicos es la guerra étnica entre jóvenes kirguises y la minoría uzbeka en Osh y Jalal-Abad en 2010, cuando más de 500 personas fueron asesinadas, varios miles resultaron heridas, 400 mil fueron desplazadas y 2.000 propiedades fueron destruidas.

Miles de kilómetros de fronteras disputadas siguen obstaculizando la cooperación intrarregional, contribuyendo a tensiones periódicas. La incapacidad de resolver estos conflictos impide que los Estados de Asia Central normalicen sus relaciones y se enfoquen en problemas sociales y económicos. Las disputas fronterizas no resueltas están ralentizando el comercio intrarregional. Los viajes transfronterizos se han vuelto más difíciles, mientras que los comerciantes suelen ser acosados y extorsionados por oficiales de aduanas y guardias fronterizos mal entrenados.

Frontera entre Kirguistán y Uzbekistán. Foto: Danil Usmanov.

Existen diferentes opiniones sobre cómo resolver el problema de los enclaves en Asia Central. Una de ellas sugiere la reubicación de las personas y el intercambio físico de las casas y territorios. Sin embargo, reubicar a los residentes de estos enclaves, quienes han establecido comunidades desde hace mucho tiempo, construido hogares, cultivado tierras y enterrado a sus ancestros en esta tierra, es casi imposible. Además, la reubicación demanda recursos financieros sustanciales, los cuales los económicamente pobres países de Asia Central, como Kirguistán y Tayikistán, no pueden permitirse. A finales de 2015, Tayikistán y Kirguistán intentaron considerar un intercambio de territorios, pero estos planes nunca se materializaron.

Incluso si los países reconocen la urgencia e importancia de los problemas de delimitación fronteriza, el problema no se ha abordado durante mucho tiempo debido a la falta de voluntad política. Por ejemplo, se sostiene ampliamente que la parte uzbeka ha retenido el material archivístico de la época soviética, incluidos los mapas de las décadas de 1920 que detallan las fronteras, pero se ha negado a compartirlos con otros estados de Asia Central.

Además, no hay soluciones claras y directas al problema. A principios de la década de 2000, la parte kirguisa fue al extremo tratando de abordar los problemas fronterizos imponiendo a la fuerza la ciudadanía kirguisa a varias familias tayikas étnicas que vivían en los enclaves tayikos en Kirguistán. Los residentes fueron amenazados con deportación y confiscación de propiedades y tierras si no cumplían. Como resultado, más de 800 ciudadanos tayikos obtuvieron pasaportes kirguises. De esta manera, la parte kirguisa intentó resolver el problema fronterizo unilateralmente, ya que según la comprensión de las autoridades kirguisas, el territorio con tayikos étnicos que poseen pasaportes kirguises debería pertenecer legítimamente a Kirguistán.

Traducción por Gadea Albaladejo

Referencias

  1. https://www.files.ethz.ch/isn/92527/05_Apr.pdf
  2. https://www.crisisgroup.org/europe-central-asia/central-asia/tajikistan/central-asia-border-disputes-and-conflict-potential
  3. https://www.opendemocracy.net/en/odr/lessons-kyrgyzstans-2010-clashes-a-decade-on/
  4. https://www.eurasian-research.org/publication/current-state-of-border-issues-in-central-asia/
  5. https://www.redalyc.org/pdf/767/76754084010.pdf
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