En menos de una semana, Homay (una canción bashkir inspirada en el mito del ave con ese nombre) se convirtió en un éxito global: millones de reproducciones en redes sociales y primeros puestos en las listas musicales de distintos países.
El resurgimiento del interés por la música étnica en Rusia está ocurriendo en el marco de procesos culturales más amplios: un pensamiento decolonial emergente, una revisión crítica del legado soviético y los esfuerzos de las regiones por preservar y fortalecer su autonomía cultural.
«Cada lengua contiene un código cultural y es única. Es una herramienta, pero no es sólo eso, sino que es toda una mentalidad. Al aprender una lengua, aunque sea minoritaria, entras en un mundo nuevo: la lengua está ligada a la cultura, a la historia».
Su atmósfera sombría, cargada de melancolía y ecos de nostalgia soviética, no busca agradar a las masas, sino conectar con aquellos que encuentran belleza en la oscuridad y en las emociones más crudas.
Con millones de reproducciones en Spotify y 15 álbumes publicados, Bodikhuu ha participado actívamente en la escena musical contemporánea de Mongolia en festivales y en colaboraciones con otros artistas del país asíatico.
En la siguiente entrevista conoceremos un poco más sobre el trabajo del DJ y productor basado en Ulán Bator y sus percepciones sobre la música.